El pasado 29 de junio entró en vigor la nueva Ley General de Telecomunicaciones en la que se ponía punto y final a las llamadas spam indiscriminadas por parte de compañías pertenecientes a cualquier sector comercial. No obstante, esto no ha significado que este tipo de comunicaciones hayan desaparecido completamente. De hecho, hay ocasiones en las que suena el teléfono con un número desconocido, lo cogemos y nadie contesta. ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué objetivo tienen esas llamadas fantasma?
La primera explicación la encontramos en el modo que muchos centros de llamadas tienen de trabajar. No es de extrañar que una persona reciba una llamada en el teléfono, descuelgue y se produzca un incómodo silencio incluso después de contestar. Y que un tiempo después el teléfono vuelva a sonar señalando el mismo número en pantalla, el usuario lo vuelva a atender y en ese momento sí que encuentre un interlocutor al otro lado.
Hay una explicación para ello y tiene que ver con la búsqueda de una mayor eficiencia por parte de los call centers. Estas empresas, dedicadas a captar clientes para todo tipo de compañías, introducen paquetes de contactos (número de teléfono) en un software que realiza las llamadas. En el momento en que una persona contesta, la llamada es desviada a alguno de los teleoperadores que están encargados de realizar la oferta comercial pertinente. Sin embargo, puede darse el caso de que todos estén ocupados, de manera que, después de que transcurran unos segundos en los que el receptor pregunta en varias ocasiones, la llamada se cuelga.
Es entonces cuando el software vuelve a situar ese número en la cola de contactos a los que hay que llamar de cara a que tarde o temprano un teleoperador hable con el posible cliente. De este modo, los operadores siempre están atendiendo una llamada y no pierden el tiempo marcando el número. De hecho, se realizan más llamadas de las que se pueden atender para cubrir cualquier espacio de tiempo “muerto” y así conseguir una mayor eficiencia.
La otra opción de recibir llamadas fantasmas es bastante más peligrosa. En este caso, el usuario recibe una llamada a la que nadie contesta, así que decide devolverla por si se trataba de algo importante que debiera saber. Sin embargo, ese no es el caso. En realidad estará llamando a un número de alta tarificación que le costará una elevada suma de dinero que crecerá conforme pase más tiempo conectado.
Esta estafa es conocida como wangiri y en ella se suelen emplear números extranjeros. De hecho, lo más habitual es que el usuario reciba unas cuantas llamadas que despierten su curiosidad de tal modo que termine llamando al número. Una vez que lo hace, se encontrará con alguna locución o con una guía de pasos que alargará el tiempo de llamada lo máximo posible para que se gaste la mayor cantidad de dinero posible. Por supuesto, la clave será no devolver llamadas de este tipo si no se tiene la certeza de que el número es conocido y confiable.