El Hospital infantil de Córdoba ha recibido una gran sorpresa que ha alegrado la estancia a los más pequeños: un carrito de helados. Con una peculiar bocina y paseándose por los pasillos del centro hospitalario, Daniel ha querido que los niños disfrutasen de lo bueno del verano y se olvidasen, aunque solo fuese por un momento, de la monotonía de estar ingresado allí.
Se trata de una simple iniciativa que puede marcar la diferencia entre los niños y familiares que se ven obligados a pasar el verano en el hospital. Los médicos aseguran que, este tipo de acciones, contribuyen a la mejoría de las patologías de los más pequeños, ya que mejoran su estado anímico.
Daniel y su carrito de helados han conseguido endulzar el día de los niños y de los familiares, ya que ellos también sufren la enfermedad de los hijos. Así, tanto los adultos como los más pequeños del hospital, han pasado su día saboreando helados de todos los sabores. Los padres confiesan que este simple gesto les transporta a otros momentos de sus vidas, un hecho que se agradece cuando tu rutina la marca la enfermedad. “La sorpresa siempre alegra”, asegura Daniel.