Estamos a apenas unas semanas del inicio del curso escolar. Muchos alumnos afrontarán la vuelta con ilusión, pero a muchos otros les causará rechazo, y no por tener que acudir a estudiar, sino por el acoso escolar. Sí, esta lacra se ha cobrado numerosas vidas durante los últimos años. Este último curso, de hecho, ha dejado historias espeluznantes en diferentes ciudades de España. Por ello, para seguir concienciando, José Manuel López, el padre de Kira, una adolescente que se quitó la vida a los 15 años por el bullying en Barcelona, ha querido rescatar cómo se produjo la primera muerte por acoso escolar en nuestro país -que se registrara y se hiciera pública-: el caso de Jokin Ceberio Laboa en Vizcaya.
El padre de Kira López ha recordado la historia de este adolescente desde sus redes sociales, donde ha compartido los detalles del caso, recogidos por varios foros en línea que cubren información del bullying en las aulas. Tal y como ha recordado José Manuel, todo se remonta a 2003. Jokin, de 14 años (nació en Bilbao el 25 de septiembre de 1989), acudió a clase como era habitual. Sin embargo, aquel día sufrió problemas estomacales y una diarrea provocó que se hiciese sus necesidades encima. A partir de ahí, comenzaron las burlas y las humillaciones en el instituto.
Jokin comenzó a tener que soportar insultos y, posteriormente, palizas por parte de sus compañeros. Aquel curso, entero, fue un verdadero infierno. Y cuando llegó el verano, se fue a un campamento, donde tuvo otro percance con amigos. Les pillaron fumando y los monitores enviaron una carta a todos. Pero solo le llegó a él, fue "injustamente acusado". Empezaron a llamarle chivato y se incrementaron las burlas de lo sucedido en clase.
Al iniciarse el siguiente curso, que ya el anterior fue insoportable, comenzaron las palizas severas. Una compañera fue amenazada por los agresores, ya que había sido testigo de una de ellas. Le dijeron que a ella también la pegarían si hablaba, afirma José Manuel sobre este relato. Jokin, ante el sufrimiento, empezó a faltar a clase y el instituto avisó a sus padres. Entonces, el adolescente, que había guardado silencio durante mucho tiempo, le contó todo a sus padres. Se subió la camiseta y dijo: "Mirad, por esto no voy al instituto".
Sus padres intentaron frenar por todos los medios el acoso escolar y le propusieron que aportara los nombres de los agresores. Pero se negó: "¿Qué queréis, que me maten?". El adolescente tuvo que soportar que los tres agresores -según José Manuel, hijos de profesores- tirasen papel higiénico en clase para celebrar el aniversario del episodio de la diarrea. Además, escibieron en la pizarra: "Aniversario de la diarrea". Pero no solo eso, la docente que estaba al cargo en ese momento le hizo recoger el papel higiénico tirado, sin tener culpa ninguna, lo que le hizo sentir gran humillación.
Sus padres pensaron en poner una denuncia y comenzaron un intercambio de mensajes con el instituto. El centro, apunta José Manuel, fue quien dijo que el conflicto se solucionaría dentro del ámbito escolar. Se convocó una reunión entre los profesores y los progenitores, pero Jokin no pudo soportar más. Un día antes de esta cita, el 21 de septiembre de 2004, durante la madrugada, se montó en su bicicleta y se desplazó hasta la muralla de Hondarribia, donde se arrojó al vacío.
José Manuel destaca que Jokin dejó una frase en un chat que frecuentaba que decía: "Libre, oh libre mis ojos seguirán aunque paren mis pies". El padre de Kira López afirma que hay ocho chicos culpables por el acoso a Jokin y que varios de los compañeros de entonces se ofrecieron a declarar voluntariamente. Algunos ya lo hicieron y afirmaron, apunta José Manuel, que le hicieron comer tierra y que le dejaron encerrado en el gimnasio, además de darle balonazos.
En el lugar en el que Jokin se quitó la vida se han depositado en numerosas ocasiones flores, pero un mensaje llamó la atención de José Manuel. La de una amiga del joven: "Si alguien hubiera tenido el valor suficiente como para confesar todo, quizá no hubiera sucedido nada de esto". Los padres de Jokin se declararon contra el instituto y lograron que, de los 12 acusados, cinco fueran imputados, además de que sus familias tuvieran que abonar una multa. Pero hablamos de una vida. Ese dinero nunca les devolverá a su hijo. Pero tuvieron el valor de tratar de cerrar una herida, como el padre de Kira López, que ni en verano piensa en vacaciones desde que perdió a su hija. Solo quieren justicia y que termine esta lacra.