La laguna de Santa Olalla, la más grande del Parque de Doñana, se seca del todo por primera vez

La laguna de Santa Olalla, una de las más grandes del Parque Doñana, está completamente seca. El calor extremo, junto con la sequía y la sobreexplotación de los acuíferos con los regadíos ilegales, ha provocado que por primera vez en la historia ocurra esta grave situación. “En verano se suele mantener más de un metro en algunas zonas, pero este año está completamente seco”, afirma Pedro Castellano, director del parque.

La fuerte desecación ha dado paso a que los animales y la vegetación terrestre empiecen a ocupar la zona. Así se pudo observar también en las alarmantes imágenes que publicó la NASA donde se podía observar la sequía desde el espacio. En las últimas imágenes del parque ya han aparecido jabalíes y caballos por todo el territorio de la laguna sustituyendo a las aves.

Es la cuarta vez que ocurre en la historia

La laguna más grande del parque se ha secado cuatro veces desde que se tienen registros, pero no de esta forma tan extrema. “Este tipo de situaciones han llegado para quedarse”, así lo confiesa Pedro Castellano tras ver cómo las altas temperaturas y la sequía están provocando estas graves consecuencias. Un paisaje caracterizado por aves se ha convertido en una zona completamente seca. Y es que los últimos diez años no han sido húmedos. Y los últimos tres tampoco ha llovido, lo que dificulta que el parque se recupere.

Las imágenes de 2014 mostraban la laguna con arena fina y clara. Ahora tan solo se ve vegetación. "Doñana está en una situación crítica, inmersa en una situación de pérdida de biodiversidad sin precedentes, debido a la falta de gobernanza histórica, mala gestión hídrica, a la que se suman los efectos de un ciclo seco que dura diez años consecutivos", aseguró Seo BirdLife en un comunicado.

El parque se queda sin aves

Con los datos 2004-2022 (EBD-CSIC), se ve reflejado cómo las aves acuáticas se encuentran en una situación “extremadamente preocupante”, ya que cada vez crían menos. El fumarel común y el porrón pardo ya han desaparecido como aves reproductoras. Otras como la pagaza piconegra, que tenían cifras superiores al millar de parejas en la primera década del siglo XXI, han pasado a reproducirse tan solo dos años de los últimos nueve.

Una de las especies invernantes más emblemáticas y abundantes de Doñana, el ánsar común, ha pasado de superar los 40.000 ejemplares de forma habitual a marcar los registros más bajos de la historia, con menos de 10.000 ejemplares.