Los vecinos afectados por la dramática explosión de un edificio de viviendas en Valladolid durante la pasada noche del martes continúan todavía en shock. Es la segunda noche que pasan fuera de casa después de que todo saltase por los aires repentinamente. “Todos pensamos que era una bomba”, afirman, convencidos de que el suceso, que se saldó con la muerte de una vecina que residía en la primera planta y 14 heridos, pudo ser todavía peor.
Desde el primer momento, todo apuntaba a “un escape de gas”. Sería ese el detonante de la terrible explosión que hizo desaparecer al instante buena parte del edificio en el que una veintena de familias había hecho su hogar. Algunos escaparon de milagro, y otros estaban de vacaciones. Fue esa la suerte que quiso que la tragedia no fuese de una magnitud aún mayor.
Ahora, los técnicos no dejan de trabajar en el bloque. Se cree que fue en la vivienda de la fallecida donde se desató la explosión. Aunque las causas todavía se están investigando, todo apunta en la misma dirección: a ese “escape de gas”.
El incendio del edificio está controlado y eso permitió ayer a los bomberos sacar alguna de las pertenencias de los vecinos desalojados. Muchos de ellos han contado que salieron prácticamente con lo puesto y que estaban seguros, o casi seguros, de que habían perdido todo.
En medio del drama, una buena noticia es que, por increíble que pueda parecer, ayer los bomberos rescataron a algunos animales que sobrevivieron a la explosión.
De los 14 heridos, los dos más graves son un padre y su hijo, que permanecen en la UCI, aunque la previsión afortunadamente es que pronto puedan pasar a planta.
Los vecinos continúan sumamente conmocionados: “Te vas a trabajar, vuelves y no tienes nada”, lamentan.
Desde sus inmuebles solo contemplan la destrucción provocada por la explosión, mientras los técnicos estudian ahora el estado en el que ha quedado el edificio para saber si hay que demolerlo.
Sin recuperarse del susto, un vecino subraya que múltiples objetos saltaron por los aires y se salvaron por fortuna de su impacto. Otros, se armaron de coraje para escapar entre los escombros, “reptando por las escaleras” o “rompiendo los cristales para salir”, con cortes en sus brazos.
“Todos pensamos que era una bomba”, relatan, explicando que fueron instantes de mucho miedo.
“Mi padre ha vuelto a nacer”, cuenta la hija de Benjamin, un hombre de 93 años que se ha salvado de la explosión.
Aunque lo han perdido todo, es eso lo que les alivia ahora. Viendo la magnitud de lo sucedido, han salvado lo más importante, que es "la vida".