En Asturias hoy todos hablan de lo mismo y todos coinciden en calificarlo como “un milagro”. El grave accidente ocurrido ayer, lunes 31 de julio, en los Lagos de Covadonga, pudo acabar en una auténtica tragedia. Se saldó con seis heridos graves, otros seis menos graves y 37 leves, –entre ellos los diez menores que viajaban a bordo, pero todo pudo ser mucho peor. El conductor, con 21 años de experiencia, es de los que está más graves.
Conocedor de la ruta, hacía el mismo trayecto desde hace 18 años, pero esta vez todo acabó en un siniestro sobrecogedor, con todos en vilo ante los avances sobre el estado de los afectados.
En total, a bordo viajaban 49 personas, 48 pasajeros más el conductor, con 10 menores entre ellos. Las primeras imágenes que llegaron desde el lugar, en este escenario, hacían estremecerse al ver el autobús volcado tras caer ladera abajo dando varias vueltas de campana.
Con todo, la zona en la que se produjo el accidente no era ni mucho menos la peor en ese ascenso a los Lagos de Covadonga, caracterizado por una subida por unas carreteras sumamente estrechas, entre montañas y en un terreno escarpado.
“Por la orografía del terreno podía ser mucho más grave de lo que finalmente ha sido”, explicaba un agente de la Guardia Civil desplazado hasta la zona, donde congregaron multitud de efectivos de los servicios de emergencias, con apoyo aéreo para coordinar los traslados de las víctimas del siniestro.
Desde los Picos de Europa, el trasiego de ambulancias hacia los centros sanitarios también fue continuo.
“Podemos respirar un poco más sabiendo que no hay ningún fallecido”, expresaba la vicepresidenta del Gobierno asturiano, Gimena Llamedo, tras conocer el balance del accidente.
El estremecedor suceso, afortunadamente, se produjo en lo que algunos han considerado como 'el sitio menos malo' de la carretera; una ruta repleta de curvas en la alta montaña.
El conductor la conocía a la perfección, pero justo en ese punto se produjo el siniestro por causas que ahora las autoridades investigan.
La compañía Alsa, propietaria del autobús siniestrado, recalcó en un comunicado que todas las revisiones en regla y que el experimentado conductor “había realizado sus descansos reglamentarios los pasados días 25 y 26 de julio".
En estado grave, los testigos cuentan que “él estaba muy preocupado por los pasajeros que traía”. “Estaba muy preocupado”, reiteran, todavía en shock, pero agradecidos por ese “milagro” que evitó lo que pudo ser un terrible drama.