Hay pocos placeres mejores que tomar un buen trago de agua fría después de hacer una intensa actividad deportiva. Ese es el momento en el que la sed se apodera de nuestro organismo y este solicita a gritos beber e hidratarse. Y claro está, teniendo en cuenta la temperatura corporal y el sofoco, ingerir agua fría es mucho más agradable que tomarla templada.
Sin embargo, hay especialistas que consideran un peligro lanzarse con los brazos abiertos a beber agua muy fría, ya que eso puede suponer un riesgo para la salud.
Entre los argumentos de que beber agua fría después de hacer ejercicio es peligroso, hay que mencionar los siguientes:
Por otro lado, también hay opiniones encontradas sobre los riesgos de beber agua fría después de hacer deporte o cuando tenemos mucho calor. Más allá de que no sea tan eficaz ingerir agua a temperaturas muy bajas por lo que ya hemos comentado, no debería suponer un peligro para nuestro organismo, más allá de que duela la garganta en ese momento debido a la frialdad.
De ser así, durante el verano, habría mucha gente acalorada que terminaría pasándolo realmente mal cuando tomara helados o bebidas muy frías. No obstante, a pesar de que no resulte peligroso para el organismo, conviene atender a las recomendaciones de los especialistas a la hora de hidratarse correctamente después de hacer un esfuerzo físico.
“La hidratación en el deporte realmente debe empezar 1 o 2 horas antes del ejercicio, tomando unos 500 ml. Luego, beber unos 100-200 cl. cada 15 o 20 minutos mientras hacemos ejercicio, y por último, unos 1,5 litros por cada kilo perdido después de haber acabado. Hay que tener cuidado al beber durante el ejercicio; lo más recomendable es tomar sorbos pequeños y regulares, pero no durante momentos de hiperventilación, porque justo en esos momentos el oxígeno es lo más importante para nuestro cuerpo”, explica Nicole Tauser en el artículo “La importancia de la hidratación en el deporte” publicado por la UNIR.