Desmantelan una secta que abusaba sexualmente de sus miembros en un chalet de Castellón

La Guardia Civil ha detenido a los cabecillas de una secta instalada en un chalet en Pobla Tornesa, Castellón. Los supuestos 'gurus' eran un matrimonio en la que la mujer se definía como maestra y aseguraba tener la verdad absoluta. En los talleres en los que se consumían diferentes sustancias que alteraban la conciencia y la voluntad, se realizaban supuestos abusos sexuales, camuflados como rituales.

En la operación, Avicena', la Guardia Civil ha desarticulado una secta destructiva, también conocida como secta psicoterapéutica, que se ocultaba como un grupo de psicoterapia convencional, que habría cometido abusos a un centenar de personas, la mayoría jóvenes. 

Los tres detenidos, líderes de la secta, han sido acusados por los presuntos delitos de asociación ilícita, intrusismo laboral, contra la salud pública, agresión sexual y revelación de secretos, entre otros, según ha informado el instituto armado en un comunicado.

La mujer, detenida, se hacía llamar maestra y afirmaba tener la verdad absoluta. Se presentaba ante sus supuestos seguidores como la única persona que podía ayudarles a solucionar sus problemas.

Los líderes del supuesto culto llevaban años realizando esta actividad y desde hace unos meses se habían establecido en un chalet de la localidad astellonense de Pobla Tornesa. Sus seguidores, desde diversos puntos de toda la geografía española, acudían con frecuencia a las terapias o rituales chamánicos .

La secta organizaba talleres de chakras y terapias sexuales

Los agentes comenzaron la investigación tras recibir la denuncia de los padres de dos de las víctimas, en la que informaban sobre la existencia de un grupo de perjudicados que habían conseguido salir de la secta y que también estaban dispuestos a denunciar los hechos sufridos.

La práctica de rituales chamánicos con consumo de drogas, mezcal y sustancias alucinógenas eran lo habitual en el funcionamiento de la secta. Ya bajo los efectos de estas sustancia los participantes hacían talleres relacionados con los chakras y terapias sexuales en las que todos estaban desnudos. A veces estos actos se realizaban en contra de la voluntad de las víctimas. Los rituales, en ocasiones eran grabados por los organizadores en la vivienda de Pobla Tornesa, donde además se habrían producido varios abusos sexuales.

Las sesiones y rituales debían ser celebrados cuándo y cómo la maestra establecía. Para conseguir sus objetivos, amenazaba a las víctimas con sufrir castigos, humillaciones e incluso con ser repudiadas cuando ya existía una dependencia emocional del resto de miembros.

La secta captaba a sus víctimas entre jóvenes con problemas emocionales

Todas las víctimas habían sido captadas a través de personas de confianza de los líderes de la organización, y el objetivo prioritario eran jóvenes en situación de vulnerabilidad emocional y en búsqueda de soluciones a sus problemas.

Las edades de captación e iniciación en las terapias oscilaban alrededor de los 20 años en la mayoría de los casos, todas las víctimas con un bajo estado anímico por problemas personales o emocionales. Algunas de ellas han estado inmersas en el colectivo durante más de 15 años, quienes se habrían iniciado incluso cuando aún eran menores de edad.

La situación de las víctimas facilitaba a la maestra su manipulación mediante el uso de diferentes técnicas de control, persuasión, dependencia emocional y separación afectiva de su entorno más cercano con el objeto de ser separadas de ellos e integrados en la 'Familia del Alma'.

Las supuestas terapias de la secta a cambio de pagar grandes sumas de dinero

La líder impartía las terapias a los afectados a cambio de abonar elevadas cantidades de dinero y, según aumentaba la fidelidad y dependencia emocional de las víctimas, aumentaba el precio de dichas terapias. Los pagos se realizaban mediante métodos de pago que permitieran ocultar la detección de estas actividades a las autoridades.

Las personas afectadas están ubicadas mayoritariamente en las provincias de Tarragona, Castellón y Barcelona y rondarían el centenar en base a las que han presentado denuncia y otras que ya han podido ser plenamente identificadas a lo largo del prolongado periodo de actividad de este grupo.

Los responsables de la secta llegaron a realizar pruebas de confianza a los adeptos más devotos, donde se les exigió el pago de más de 10.000 euros bajo la promesa de acceder al círculo más cercano de la maestra y, si se negaban, se les amenazaba con ser repudiados por el resto de personas del único lugar del que ahora formaban parte tras su separación del resto de su entorno social.

Asimismo también existía un grupo más exclusivo y con una mayor relevancia en la jerarquía de la secta conocido como 'el Círculo' o 'los Veteranos', formado por varias personas, algunas de las cuales llevarían más de 15 años inmersas en ese colectivo, y sobre a las que a su vez se desvelaban intimidades y datos personales del resto de miembros para que pudieran ejercer influencia sobre ellos.

En el registro practicado en el chalet donde se realizaban las sesiones grupales y las de supuesta psicoterapia se ha hallado una importante cantidad de dinero en efectivo, repartido en sobres con anotaciones de los nombres de las supuestas víctimas; listados de pagos por sesiones realizadas; sustancias psicotrópicas empleadas para llevar a cabo los diferentes rituales y cuya finalidad era provocar en las víctimas un estado de alucinación, enajenación mental y una total pérdida de la voluntad; y una gran cantidad de agendas y anotaciones correspondientes a la vida y datos personales de personas que pudieran ser víctimas del entramado sectario.

La investigación ha sido dirigida por Juzgado de Instrucción 3 de Castellón, a cuya disposición han sido puestos los tres detenidos, así como todo el material y evidencias halladas durante el registro.

La operación ha sido llevada a cabo por agentes del Grupo de Información de la Comandancia de la Guardia Civil de Tarragona, de la Jefatura de Información (UCE-3) y de la Comandancia de la Guardia Civil de Castellón.