¿Qué le pasa a tu cerebro cuando te vas de vacaciones?
Los días libres son necesarios para que el cerebro descanse y recupere su creatividad
Las vacaciones tienden a disminuir el estrés, logrando que el cerebro descanse y adquiera mayor plasticidad
¿En qué países disfrutan de más días de vacaciones pagadas?
Los meses de julio y agosto son los más habituales para cogerse unas vacaciones. El buen tiempo, los días más largos y las altas temperaturas ayudan a que esas jornadas de asueto sean más agradables. De hecho, en el momento en que estamos de vacaciones, nuestro cerebro lo nota y experimenta cambios positivos.
No en vano, tener días libres es necesario y recomendable para nuestro organismo. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) realizó un estudio que arrojaba datos esclarecedores al respecto. Trabajar más de 55 horas a la semana aumenta en un 35 % el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular. Además, si no se toman días de descanso, la creatividad se reduce, el cansancio aumenta y la productividad aminora.
MÁS
¿Cómo funciona el cerebro en vacaciones?
En el momento en que una persona se toma unos días libres y desconecta de su trabajo –esto es fundamental para lograr un descanso más efectivo–, nuestras percepciones psicológicas cambian y esto repercute en el modo en que el cerebro funciona. De hecho, lo primero que hemos de mencionar es que aumenta nuevamente la creatividad, una faceta esencial para volver después al puesto de trabajo y afrontar algunos problemas con mayor lucidez que cuando estábamos inmersos en plena vorágine laboral.
De esto ha informado en ocasiones la Sociedad Española de Neurología, organismo que expone el hecho de que el cerebro no solo cambia a lo largo de la vida, sino que la novedad o la variedad de un viaje de vacaciones aumenta la neuroplasticidad, lo que afecta positivamente a su desarrollo.
Efectos de las vacaciones
Aparte de este aumento creativo y de conseguir una mayor plasticidad cerebral, las vacaciones afectan del siguiente modo:
- El tiempo se vuelve elástico. Cualquier persona que haya estado de vacaciones habrá comprobado cómo en unas ocasiones siente que ha estado descansando más tiempo de lo que el calendario dice y en otras que se le han pasado los días “volando”. Esto es porque las experiencias estimulantes se fijan mejor en el cerebro y la percepción varía.
- El estrés disminuye. Desde el primer día que se toman las vacaciones y se abandona la actividad laboral, los niveles de estrés decrecen. Esto, a su vez, ayuda a que las preocupaciones disminuyan y, como consecuencia, que el cerebro descanse.
- Más ánimo y energía. La producción de dopamina aumenta cuando viajamos o pasamos tiempo dedicado al ocio. Esto provoca una mayor felicidad y sensaciones más agradables, lo que desemboca en un mejor estado de ánimo. La relajación que se consigue en este estado logra que el cansancio vaya desapareciendo y que las horas de descanso se aprovechen más.
Liberados en vacaciones
Así pues, los efectos que las vacaciones proporcionan a nuestra salud mental son positivos, ya que repercuten favorablemente en el cerebro. Eso sí, para lograrlo, hay que evitar coger unos días libres dejando tareas pendientes o manteniendo la atención en el trabajo, pues de ese modo no se acabará con el estrés ni el cerebro descansará realmente.