La regla 10/20 para prevenir el ahogamiento de los niños: en qué consiste

En verano, con el aumento del tiempo en playas y piscinas, se incrementa el riesgo de ahogamientos. De hecho, este domingo, un hombre de 65 años ha muerto en la playa de L'Estatit, en el municipio gerundense de Torroella de Montgrí; y un niño de 8 años se ha ahogado en la piscina municipal del barrio rural de Casetas en Zaragoza. Precisamente, este colectivo, los menores, tienen como una de las diez principales causas de muerte los ahogamientos. Para tratar de prevenirlo, podemos seguir la regla 10/20.

Una persona adulta puede ahogarse en uno o dos minutos como máximo, según el Ministerio de Sanidad. Pero en el caso de los niños pueden ahogarse en tan solo 20 o 30 segundos, según destaca la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. Por ello, recomiendan a los adultos, entre otras cosas, seguir la norma 10/20.

La norma 10/20 y otras recomendaciones para evitar ahogamientos

Esta, explican, consiste en “mirar a la piscina al menos cada 10 segundos y llegar hasta donde está el menor en menos de 20 segundos”. Además, especifican que en el caso de los niños pequeños la distancia se reduce: “Deben estar a una brazada del cuidador”.

La misma fuente recomienda más allá de cualquier medida no dejar “nunca disminuir el nivel de alerta” y en ningún caso dejar a “un menor solo ni bajo la supervisión de otro menor en el agua o con acceso a ella”. Ni siquiera contar con la presencia de un socorrista, “un extra en la prevención” puede suponer “una causa de relajación en la vigilancia”.

Además, aconsejan que los menores aprendan a nadar cuanto antes y que no se metan en el agua sin la supervisión de un adulto. De no saber, recomiendan los dispositivos de flotación homologados y adaptados a la edad, así como revisarlos para que no se puedan pinchar o soltar fácilmente. En el caso de deportes acuáticos y embarcaciones, se debe usar chaleco salvavidas.

En cuanto a las instalaciones, la piscina debe contar un “vallado completo” que mida más de 120 cm, que tenga una puerta de acceso que se abra hacia afuera y tenga sistema de autocierre. Además, no debe de ser escalable ni colocar objetos cerca que permitan saltar sobre ella. Si está cubierta con una lona, esta debe de resistir el peso de un adulto.

Más allá de playas, piscinas, río… el adulto debe ser cuidadoso con cualquier fuente de agua y vaciar tras su uso bañeras o piscinas pequeñas porque no hacen falta muchos centímetros para que un niño pequeño se ahogue.

Sobre el comportamiento, el adulto debe evitar que los niños corran alrededor de la piscina, se empujen o hagan aguadillas y, solo permitan tirarse de cabeza si la profundidad es mayor de 1,80 metros y se conoce la técnica.

En el caso concreto de los adolescentes, se deben prohibir conductas de riesgo como los saltos desde altura y el alcohol.

Por último, recuerdan la conducta PAS: “Proteger, sacar al niño del agua y garantizar un entorno seguro; Avisar, socorrista, 112…; y Socorrer, si está inconsciente, comprobar la respiración, si no respira, iniciar maniobras de RCP”.