El 21 de junio se produce en el Hemisferio Norte el solsticio de verano, es decir, el momento en el que el Sol alcanza la máxima latitud norte y, por lo tanto, tiene lugar el día más largo del año –con más horas de luz–.
Sin duda se trata de un momento clave en la mayoría de las culturas que han poblado y pueblan la tierra, pues en muchas de ellas se celebra con diferentes rituales el comienzo del verano (en el Hemisferio Sur, el invierno), una época de bonanza climática que este año se prevé con mucha lluvia y calor tórrido.
Cada vez que se produce un cambio de estas características estamos acostumbrados a enumerar los efectos negativos que tiene para nuestra salud, obviando en muchas ocasiones los positivos. Sin embargo, en el caso del solsticio de verano, estos últimos son más numerosos y, por lo tanto, hay que mencionarlos en primer lugar.
El hecho de que el sol esté visible más tiempo que en cualquier otro momento del año supone disfrutar más horas de luz, y eso, según Dr. Eduard Estivill, director de la Unidad del Sueño del Hospital Universitari General de Catalunya, proporciona múltiples ventajas al cuerpo humano.
Estos son solo algunos de los beneficios que la luz solar aporta al organismo, de modo que no resultan extrañas tantas celebraciones en torno al solsticio de verano. Y es que no cabe duda de que estamos en el momento más propicio para la mayoría de las personas que habitan el Hemisferio Norte.
Además de los efectos en la salud física, hay que sumarle las bonanzas que la luz del sol proporciona a nuestra salud psíquica, ya que las personas tienden a sentirse mejor. No en vano, ayuda a sintetizar mejor la serotonina, también conocida como “hormona de la felicidad”, pues ayuda a evitar la ansiedad y a mejorar el estado de ánimo y la calidad del sueño.
Aunque el solsticio de verano puede afectar a la salud de una manera positiva, también podrían darse algunos efectos negativos que están más relacionados con las propias características del verano, que por la duración de los días.
En este sentido, como principales efectos negativos podemos señalar los siguientes:
El calor también es un elemento clave para tener una buena calidad de sueño. Y es que no cabe duda de que cuesta mucho más dormir cuando no lo hacemos con una temperatura templada. Esta falta de sueño se transforma en cansancio constante e irritabilidad.