Cuatro años después de la muerte de José Antonio Reyes, jugador leyenda del Sevilla y ex deportista del Arsenal, Atleti y Real Madrid, la familia del extremo zurdo se encuentra al borde de la ruina debido a que no pueden gestionar la herencia que dejó Reyes al fallecer. El futbolista dejó 18 propiedades a su nombre tras fallecer, algunas de las cuales fueron subastadas el año de su muerte tras ser embargadas por altas deudas. La situación de riesgo económico que sufre la familia se ve agravada por el hecho de que el jugador no tenía un testamento propiamente redactado.
La mujer de José Antonio Reyes gestiona todos los movimientos económicos hasta que sus hijos, los herederos, cumplan la mayoría de edad.
José Antonio Reyes era una jugador leyenda que falleció el 1 de septiembre de 2019 en un accidente de tráfico a los 35 años, suceso en el que también perdió la vida su primo Jonathan de 23 años de edad. Tras su muerte, la familia se tuvo que hacer cargo de la herencia y eso ha supuesto una pesadilla para todos, en especial para su mujer, Noelia López, encargada de la gestión.
Tras su muerte, José Antonio Reyes dejó 18 propiedades a su nombre, pero la mayoría estaban hipotecadas y han supuesto unos pagos a los que el entorno del jugador no ha sido capaz de poder hacer frente.
La deuda a la que se enfrenta la familia del jugador es tan elevada que la Justicia ha ordenado la subasta de tres propiedades que amenazan los bienes de la familia y con su desahucio. Una de esas tres propiedades es la vivienda habitual de la familia de Reyes, valorada en 300.000 euros, donde viven su mujer y sus tres hijos, que aún no saben cómo van a gestionar la situación ni lo que el tiempo les deparará. Las otras dos viviendas son un piso en Utrera, de donde era el jugador y un adosado de 238 metros cuadrados. Desde el año de su muerte, hasta otras nueve propiedades han ido siendo liquidadas con los años por el mismo problema, informa 20 minutos.
En total, las deudas de las propiedades pueden llegar a sumar hasta seis millones de euros. Al no existir testamento, el patrimonio va a los descendientes directos, es decir a sus hijos, de los cuales uno de ellos juega en el Real Madrid.
La familia del jugador habló después de su muerte sobre lo afectados que estaban tras el accidente. El padre del futbolista, Curro, confesó que no volvió a ver un partido de fútbol desde aquel momento y que su madre había perdido 40 kilos y no era capaz de salir de casa. "Mi día a día es ir de aquí al cementerio", dijo hace varios años.