'Bichorno', 'mangaloso' o ‘jalbegar’: las palabras que han convertido en diccionario las calles de un pueblo de Toledo

  • "El habla nuestra" es una inciativa puesta en marcha en Aldeanueva de San Bartolomé para preservar su patrimonio lingüístico

  • Un proyecto que se ha convertido también en todo un reclamo turístico para la pequeña localidad agrícola y ganadera

  • "Estamos muy orgullosos de nuestras palabrejas", explica Pilar Montealegre a NIUS

En la puerta del número 10 de la carretera que atraviesa Aldeanueva de San Bartolomé, en la provincia de Toledo, hace meses que se puede ver escrita en letras de imprenta bien grandes la palabra "jalbegar". Un término incomprensible para el visitante, pero que no es ajeno a los poco más de 400 habitantes de esta pequeña localidad castellano-manchega. Jalbegar significa “blanquear las fachadas con cal”, tal y como se puede leer en la explicación impresa en letras blancas sobre el rojo oxidado de la puerta de la finca.

Un poco más adelante, otra palabra con la misma grafía vuelve a llamar la atención del visitante. "Chamorro: persona tozuda, cabezota, testaruda". No son los únicos términos. Hasta 120 palabras de significado ininteligible para los foráneos decoran las calles de Aldeanueva de San Bartolomé, como si de un diccionario local se tratara.

En realidad es “El habla nuestra”, una iniciativa puesta en marcha hace ya casi tres años por David García y otros cinco amigos del pueblo. Diseñador gráfico, filólogo, psicólogo, abogado e ingeniero que unieron ideas y esfuerzos para “dar un valor añadido” al municipio y hacer visible esas expresiones que tenían sus ancestros y que ahora, gracias a este proyecto, vuelven a sonar en sus calles. Es su forma de homenajear y reconocer el modo de hablar de sus padres y abuelos, con "palabras consideradas graciosas, raras e incluso en ciertos momentos incultas, pero que con el transcurso del tiempo nos hemos dado cuenta de que es justo todo lo contrario", explica David García a NIUS.

Patrimonio cultural y reclamo turístico

Son vulgarismos que vienen de antiguo. Ya en 1750 hay textos que documentan esta manera propia y "revolucionaria" de entender el lenguaje de los habitantes de la pequeña localidad toledana. Vecinos que ya entonces se referían a Aldeanueva de San Bartolomé como Aldeanovita. Ahora, "nos corresponde a nosotros conservar y transmitir a las generaciones venideras esta nuestra habla", señala David y lo hacen con esta propuesta que despierta el orgullo de los aldeanovitanos, no solo por el reclamo turístico que la iniciativa ha supuesto para el pueblo, sino porque es la forma de preservar unas palabras que de otro modo, muy probablemente, se habrían perdido.

Así lo explica Pilar Montealegre, una de las vecinas "de toda la vida" que ha vivido cómo los jóvenes de pueblo salían a estudiar fuera y ya no volvían, salvo en vacaciones. "Este es el pueblo con más titulados universitarios de España", asegura. Pilar es la propietaria de la pequeña fábrica de quesos artesanos elaborados con la leche de las ovejas de la comarca de La Jara. Orgullosa de sus productos y de, como ella denomina, sus "palabrejas". "Aunque cuando viene alguien de fuera y nos escucha hablar, nos dice que hablamos raro”, cuenta la mujer. A ella le pasó cuando conoció a quien hoy es su marido. Él no entendía, por ejemplo, lo que es bichorno, explica Pilar. Una palabra que sí aparece en el diccionario de la Real Academia Española, señala.

Puertas y páginas del diccionario adeanovitano

Así en la finca de Pilar se puede leer: "Bichorno: tiempo caluroso y pesado. Sofoco por algún disgusto". Puertas convertidas en páginas improvisadas de este peculiar diccionario aldeanovitano que cuenta con más de 400 vocablos como:

  • Andarríos: Persona callejera.
  • Achiscar: Encender el fuego.
  • Arregostarse: Engolosinarse, acostumbrarse a algo.
  • Cogolmo: Llenar rebosando los bordes de un recipiente.
  • Enguachinar: Inundar los campos. Regar en exceso.
  • Golienda: Acción de husmear o curiosear algún hecho.
  • Mangaloso: Fruto pasado de maduración y de sabor desagradable.
  • Rinrán: Ensalada de tomate y cebolla con aceite, vinagre y sal.
  • Talandango: Sensatez, buen juicio para hacer las cosas.

Decenas de palabras que los habitantes de esta localidad limítrofe con la provincia de Cáceres han puesto o pueden poner en las puertas de sus casas. Ya hay 120 elegidas, pero todavía hay unas 280 disponibles en el diccionario callejero elaborado por David García y sus amigos. Es él, especialista en diseño gráfico residente en Madrid, el que se encarga de fabricar las letras con un vinilo de corte adhesivo en estilo army, explica. El vecino que elija poner una de las palabras típicas del pueblo en su puerta deberá pagar ocho euros por el vinilo. La instalación es gratuita. 

Porque el objetivo no es hacer negocio con ello, asegura David, sino hacer atractivo al pueblo para propios y extraños. Vecinos y visitantes que pueden recorrer los distintos tours de palabras, perdiéndose por las calles de "Aldenovita" y descubriendo sus rincones. "Ya, si después de ello, hacen parada en uno de los bares o restaurantes y saborean la gastronomía local, nos damos por satisfechos", invita el aldeanovitano.