Manuel llevó a Las Gabias una lanza de hierro afilada, una escopeta y un martillo para matar a su hermana y su sobrino

Nervioso, negando con la cabeza. Y poco colaborador… Así se ha mostrado el detenido durante la reconstrucción de los asesinatos de Las Gabias. Nervioso ante preguntas como si su sobrino acorralado en la habitación gritó y lloró pidiendo el auxilio de su madre. Fue el primero en ser asesinado. Después la hermana, Rosario, embarazada de 8 meses. Manuel llevaba en la mochila una escopeta y un martillo pero no los usó. Lo que sí usó fue una lanza de hierro que afiló para matar a su hermana y a su sobrino. "¿La llevabas por si Rosario se defendía?" Manuel asiente cabizbajo, va tapado una mascarilla FP2.

¿La llevabas por si Rosario se defendía?" Manuel asiente cabizbajo

Así entró en la vivienda, con mascarilla y gorra para no ser reconocido. Con unas llaves y entreteniéndose con los perros que le conocían, para que no ladraran. Todo planificado, armado con la lanza de hierro artesanal, y el resto de armas en la mochila.

La Guardia Civil lo ha llevado al lugar del crimen después de conseguir que confesara. Tardó horas, no fue fácil, horas de resistencia. Al final su madre, viuda reciente, ahora sin hija y sin nieto, fue clave su presencia.

Manuel fue llamado a declarar el domingo con su madre, pero cogieron un taxi hasta Granada. Le dijo que tenía el coche roto. Sabía que podían identificar el vehículo con el que había cometido los crímenes. Engañó a su madre pero cuando comenzó a declarar durante horas se derrumbó y de madrugada le detuvieron. Las imágenes que el marido de Rosario había visto en su móvil, captadas por la cámara conectada a la alarma, no dejaron lugar a dudas. A pesar de que iba tapado, con la mascarilla y la gorra que impedía su identificación, sus características únicas, su nariz prominente. Su complexión, sus andares, su propia madre lo identificó en esa imagen.

Por eso los agentes del Equipo de Inspecciones Oculares desplazado desde Madrid buscaba en el descampado cercano a la vivienda de Rosario, donde el detenido había señalado, el arma del crimen, la lanza de hierro artesanal y todos los demás objetos como el mechero con el que prendió el colchón donde dejó los cadáveres cubiertos con una manta. También registraron el vehículo utilizado por el sospechoso y grabado por las cámaras en la urbanización. Se ensañó según los investigadores, y los restos biológicos y sangre era previsible encontrarlos hasta en el coche.

Manuel, el detenido 36 años, vivía en Torredelcampo en Jaén, en un piso independizado de su madre, viuda hace pocos meses. Él trabajaba los olivos, las tierras heredadas de su padre. Pero ya en el funeral tuvo la primera discusión con su hermana según los vecinos que estaban presentes. Rosario había estudiado farmacia y se marchó del pueblo, conoció al piloto y le fue bien en la vida.

Pero cuando murió el padre repartió las tierras entre sus dos hijos y ahí comenzó el conflicto que ha acabado, según la Guardia Civil con los terribles asesinatos. Esta semana iba a tener lugar el reparto de una herencia familiar. Pero además consideran que siempre ha mostrado celos hacia su hermana. Ella estudió y progresó, y él se negó a estudiar y trabajó en el campo. Eso le frustró según los investigadores. Esta mañana todo el pueblo se concentraba por Rosario y su pequeño, con rabia, con consternación. “Maldito dinero” decían. Algunos vecinos han contado que Rosario puso cámaras en la vivienda de las Gabias porque le habían entrado varias veces y le habían quemado los pinos del jardín. “Seguro que fue Manuel” se escuchaba en la plaza.