El Real Madrid no abandonó el campo tras los insultos a Vinícius Jr. en Mestalla porque el árbitro le instó a seguir el protocolo del CSD. El entrenador del equipo blanco, Carlo Ancelotti, comentó en la rueda de prensa posterior al encuentro, que había hablado con Burgos Bengoetxea, colegiado del encuentro, comentándole que iba a sacar a Vinícius Jr. del campo y que tenía que parar lo que estaba pasando, pero el colegiado le contestó que ya había activado el protocolo y que debían atenerse a lo establecido.
De acuerdo con el punto 11 de dicho protocolo, tras constatar una actitud racista en el encuentro por parte de los aficionados, "se avisa por megafonía de que se están produciendo esos gritos por parte de la grada" y, en caso de que esto persista, el colegiado es quien decide si se para o no el encuentro.
Pero, ¿qué hubiera pasado si el Real Madrid hace caso omiso al protocolo y decide parar por su cuenta el encuentro negándose a jugar? Una situación que el club blanco ha deslizado que podría tomar si la situación no se controla.
Según comentó anoche en la Cadena Ser el excolegiado Iturralde González, si los blancos hacen eso "el Comité de Competición le tendría que dar el partido por perdido al Real Madrid, según establece el reglamento, porque solo puede tomar esa decisión el árbitro del encuentro".
En LaLiga solo hay un precedente de un incidente similar y le pasó precisamente al Valencia CF.
Fue hace dos años cuando Mouctar Diakhaby, futbolista franco-guineano del Valencia, se retiró del campo alegando que Juan Cala, jugador del Cádiz, le había llamado "negro de mierda" durante el partido que estaban disputando. Su equipo amagó con dejar el campo también al conocer lo sucedido, pero finalmente volvieron tras ser advertidos por el colegiado de que si no lo hacían les iban a quitar "tres puntos y alguno más", explicó posteriormente el capitán del Valencia, José Luís Gayà.
El club emitió luego un comunicado condenando lo ocurrido y donde explicó que fue el árbitro quien "traslada a los jugadores las potenciales consecuencias de no volver al terreno de juego. Los jugadores, forzados a jugar bajo amenaza de penalización después de los insultos racistas y la tarjeta amarilla a Diakhaby, deciden regresar al terreno de juego".
En Europa, sin embargo un supuesto comentario racista sí que logró parar un encuentro. Pasó en 2020 en un partido de octavos de final de la Champions que disputaban el PSG con el Estambul Basaksehir. En un momento dado, Sebastian Colescu, cuarto árbitro del encuentro, al hablar de Pierre Webó, miembro del equipo técnico del equipo turco, le identificó como "el negro". Webó le oyó y empezaron las protestas. Los jugadores de ambos equipos abandonaron el campo negándose a jugar hasta que pusieran a otro colegiado. La UEFA acabó dándoles la razón y el encuentro se reanudó al día siguiente con un nuevo asistente.
La UEFA suspendió a Coltescu durante el resto de la temporada.
Gianni Infantino, presidente de la FIFA, es una de los que ha comentado lo sucedido el domingo en Mestalla, y en su opinión se debería haber parado el encuentro: "En primer lugar, se detiene el partido y se pide el fin de los insultos. En segundo lugar los jugadores abandonan el terreno de juego y por megafonía dicen que, si continúan los insultos, se suspenderá el partido. El partido se reanuda y, en tercer lugar, si continúan, el partido se detendrá y los tres puntos serán para el adversario", ha especificado Infantino sobre el protocolo de la FIFA. Aunque, en el comunicado que ha emitido, también reconoce lo difícil que resulta aplicarlo.
De hecho la FIFA no pudo hacerlo en el Bulgaria-Inglaterra, clasificatorio para la Eurocopa 2020. En aquel encuentro, antes de la media hora, con Inglaterra ganando 0-2, el árbitro paró el partido durante cinco minutos por insultos racistas de algunos aficionados. Unos insultos que no cesaron así que lo siguiente hubiera sido parar el encuentro. Pero no se hizo. La seguridad del estadio expulsó eso sí a varios ultras y la comisión de disciplina de la UEFA impuso a la Federación Búlgara una multa de 75.000 euros por racismo y otra de 10.000 euros por el comportamiento de la afición mientras sonaban los himnos.
Hasta ahora los ataques racistas a Vinícius Jr. y otros jugadores no habían tenido demasiadas consecuencias. En el caso de los insultos al madridista se han denunciado hasta en 10 ocasiones, y solo dos clubes, el Mallorca y el Valladolid, sancionaron a los aficionados identificados. Pero esta situación podría cambiar.
La Policía Nacional ha detenido en Valencia a tres hombres de entre 18 y 21 años por un presunto delito de odio contra Vinícius en el partido del domingo y el Valencia CF ha comunicado que todos los aficionados vinculados a los insultos al jugador merengue serían expulsados de por vida del estadio.
LaLiga además está analizando las imágenes disponibles del partido por si se tiene que aplicar alguna medida disciplinaria o deportiva. De momento, la Federación Española de Fútbol y el Comité Técnico de Árbitros han despedido al árbitro Ignacio Iglesias Villanueva (y otros cinco colegiados del VAR) por no mostrar al colegiado las imágenes de cómo el jugador valencianista Hugo Duro agarraba fuertemente por el cuello a Vinícius. Un incidente que derivó en la expulsión del jugador del Madrid pero no del valencianista.