Vinicius Jr. no solo se ha revelado contra lo sucedido este fin de semana en Mestalla, los gritos racistas que tuvo que soportar por parte de un sector de la afición valencianista, sino que ha vuelto a denunciar que es una situación amparada por LaLiga.
"No era la primera vez, ni la segunda, ni la tercera. El racismo es normal en LaLiga. La competición cree que es normal, la Federación también y los adversarios la alientan", escribía en las redes sociales tras el partido.
Una denuncia que ha saltado de las redes sociales, a la política e incluso al ámbito internacional cuando el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, condenaba lo ocurrido. Y la pregunta sobre la que gira todo es: ¿hay racismo en el fútbol español?.
Hace unos meses, en un partido infantil en Menorca, el árbitro tuvo que parar un partido porque un aficionado estaba insultando a un niño que jugaba un partido de fútbol de la categoría Infantil en Barcelona. Una situación que desgraciadamente no es nueva. Ni en los campos infantiles, ni en los profesionales.
"Cada semana se producen insultos racistas en todos los campos de fútbol y suelen tener poca repercusión mediática", reconoce a NIUS Raúl Martínez-Corcuera, profesor de Comunicación de la Universidad de Vic y especialista en discursos de odio. "Ocasionalmente sucede lo que ahora con Vinicius, y es que hay un foco mediático puntual sobre alguno de estos casos".
Sucedió con Wilfred, portero del Rayo Vallecano, un nigeriano que en los años 90 se atrevió a decir que en España había racismo harto de soportar cánticos como: "Ku, Klux, Klan" o "Negro, cabrón, recoge el algodón". O con Samuel Eto'o, que en 2006 amagó con abandonar La Romareda durante un partido en el que los hinchas comenzaron a imitar los gritos de un simio cuando se disponía a sacar un córner. Y como ellos muchos más.
Con el tiempo las cosas han mejorado, pero no lo suficiente. El único futbolista que ha podido ver cómo la xenofobia acababa en los tribunales ha sido el delantero del Athletic de Bilbao, Iñaki Williams. Fue insultado en un partido frente al Espanyol en Cornellà en 2020 y la Fiscalía de Delitos de Odio de Barcelona interpuso una querella contra varios de los aficionados que le habían insultado. Williams, en el juicio, dijo haberse sentido "humillado".
"Casos como estos han tenido un seguimiento puntual, superficial y masivo. Mucha gente se escandaliza cuando surgen y entonces se piden soluciones, pero en pocos días desaparece la atención mediática y el interés", recalca Martínez-Corcuera. "El caso de Vinicius es diferente, porque está habiendo un seguimiento más continuado, pero veremos cuánto dura y cómo acaba".
"Lo importante de todo esto es mostrar que el racismo en el fútbol es un problema grave, grave y continuado", destaca el experto. "Y hay que buscar soluciones, porque existen. Basta de excusas y de banalizar el problema. Siempre que sucede se escucha lo mismo. "Es que son una minoría... pues si son muy pocos échalos a todos. Es solo una grada... pues cierra la grada. Es que el jugador provoca... que es lo que se está diciendo ahora con Vinicius, y que es tremendo porque al final se culpabiliza a la víctima. Además es que daría igual que provoque o no. ¿Hay racismo? esa es la cuestión, y si lo hay, no desviemos la atención y atajemos esa situación", insiste.
De momento el Valencia CF ha anunciado en un comunicado que ha abierto un expediente disciplinario contra el aficionado ya identificado que insultó a Vinicius y que será expulsado del estadio de por vida. Una medida que aplaude Martínez-Corcuera: "La primera pregunta es si estamos interesados realmente en acabar con el discurso de odio y si es así, los clubes tienen que adoptar soluciones urgentes. No pueden tener gradas con aficiones ultras que aplauden mucho pero insultan a los jugadores de manera racista, machista u homófoba. Existe una dependencia extraña de este tipo de afición con la que hay que acabar. Entiendo que es difícil, pero se puede hacer. Distintos jugadores han intentando plantarse ante estas situaciones y han anunciado que si se volvía a insultar a uno de sus compañeros iban a abandonar el campo, pero al final no se hace porque es una circunstancia difícil de gestionar. Luego llegan las presiones, que van a perder el partido, que se les va a quitar los puntos etc".
En el plano penal, la Fiscalía de Valencia ha confirmado a NIUS, que investiga los insultos racistas (proferidos por aficionados a Vinícius Jr. en Mestalla) como un presunto de delito de odio. Por su parte, el Real Madrid ha recurrido, como acusación particular, a la Fiscalía General del Estado. Pero de momento no se contempla castigo deportivo. LaLiga se escuda en que para imponer sanciones, "la responsabilidad es de la Delegación del Gobierno".
"Esta es una cuestión importante y es a quién castigamos primero. Si ahora dijéramos, muy bien, vamos a por el Valencia, el Valencia diría, y con razón, ¿por qué nosotros, si hay insultos racistas en todos los campos? Entonces, ¿cuándo se empieza a sancionar? ¿A quién? ¿Por qué no se sancionó antes? Y así, por discriminación comparativa, no se suspenden partidos, ni se clausuran gradas ni se cierran estadios. Y en caso de sanción, los clubes se sienten agraviados y elevan sus reclamaciones a los comités y la denuncia queda en nada. Parece que estamos en un callejón sin salida. Lo que hace falta es que todo el mundo lo asuma como un problema, todos somos culpables y hay que buscar soluciones", reitera el profesor.
Porque lo cierto es que, hoy en día, sí existen herramientas para condenar. En España, desde el 2007, la ley sanciona las declaraciones, gestos o insultos mediante cánticos, sonidos o consignas… dentro y fuera de los estadios: "No solo lo que sucedió en el campo, también los insultos y ataques que sufrió Vinicius antes de entrar constituyen un delito lo que pasa es que no hay voluntad de acción de las instituciones responsables, deportivas, policiales y judiciales en estos casos. Existe la ley, pero no se aplica".
"La única solución a esto es que todos rememos en la misma dirección, la sociedad, los clubes, y las instituciones como la Liga o la Federación", propone Martinez Corcuera. Otra cosa es conseguirlo.
La Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se declaraba este lunes "consternada" por lo sucedido e instaba a que se adopten "medidas más contundentes". En un comunicado, la RFEF indicaba que estas actitudes "deben erradicarse" e instaba a que se activen "con urgencia" los protocolos para que las "medidas más contundentes se adopten de manera inmediata". "Tanto el comité como la Comisión Estatal antiviolencia y xenofobia y racismo en el deporte deberían tomar cartas en el asunto incluso con cierres de gradas cada vez que esto suceda y de estadios cuando sea por reincidencia", señalaba. En este sentido, el organismo pedía a los clubes que colaboren en la "erradicación inmediata de estos hechos lamentables respetando las reglas y sanciones deportivas y no dilatándose con recursos judiciales artificiosos".
"Solo falta que lo lleven a cabo", apostilla Martínez-Corcuera, "porque así llevamos 20 años", concluye.
Los insultos no son solo racistas en el fútbol. El FC Barcelona lanzaba recientemente una campaña para concienciar sobre el machismo que rodea al balompié femenino en la que denunciaba los duros mensajes a los que sus jugadoras se enfrentan en el día a día por dedicarse profesionalmente a este deporte.
En un vídeo, difundido en sus redes sociales, Mapi León y Robert Lewandowski leían una serie de comentarios recopilados de las redes sociales que cuestionaban el valor de las futbolistas y el del fútbol femenino.
"No serías titular ni en el equipo de mi ciudad", "nadie quiere ver tus partidos" o "a nadie le importa el fútbol femenino", eran algunos de esos mensajes. No faltaban tampoco los que se refieren al físico ("eres muy sexy"), ni los que dicen "vete a la cocina", "El Balón de Oro femenino no cuenta", "el fútbol femenino no es fútbol de verdad", recogía el tuit.
"Esto es algo muy habitual. Nosotros hemos hecho un seguimiento de la evolución del tratamiento en el fútbol femenino y nos hemos encontrado con discursos que habitualmente menosprecian a la mujer, se dicen cosas como vamos a hacer las porterías más pequeñas o no saben jugar, y aunque periodísticamente ha habido un cambio importante y se las trata con respeto, en las redes sociales el trato vejatorio es una constante", denuncia también Raúl Martínez-Corcuera.
Insultos y menosprecio que condena así mismo Ismael Merino Varela, presidente de ADI LGTBI+ quien cree que si no se salen más futbolistas del armario es precisamente por miedo a lo que les pueden decir: "Todas las personas tienen derecho a hacer deporte sin que se les insulte tengan la raza o condición sexual que tenga. El problema es que vivimos en una sociedad que no respeta. La Ley del Deporte, recientemente aprobada, establece que se debe garantizar la práctica del deporte en un espacio seguro pero mientras se permita comentarios denigrantes, homófobos o racistas no se está cumpliendo el texto legal y se debería sancionar", explica.
Una condena que sí se ha producido en otros deportes como el waterpolo. El Comité de Competición de Disciplina Deportiva de la RFEN suspendió con cuatro partidos al boya del Astralpool CN Sabadell, Nemanja Ubovic por proferir insultos homófobos a waterpolista español del CN Terrassa Víctor Gutiérrez en un partido. Y esto es lo que según Merino también debería hacerse en fútbol: "Los árbitros de fútbol deberían sancionar estos comportamientos. Sacar tarjeta roja ante cualquier comentario de odio hacia otra persona, así quizá se acabarían", argumenta.
Y va más allá, para atajar estas actitudes cree que se debería ir al fondo del problema :"Si queremos acabar con este tipo de comentarios e insultos habría que trabajar la educación. Hemos normalizado ese odio, esos insultos, esos comentarios hirientes hacias las personas y no debería ser así", concluye.
El Consejo Superior de Deportes ha anunciado que va a proponer a la Real Federación Española de Fútbol y a LaLiga una campaña de concienciación dirigida a las aficiones y clubes para luchar contra el racismo, xenofobia y los discursos de odio en el deporte.