Salud mental, bullying, redes sociales, pandemia. El cóctel es mortal. Y ha impactado en nuestros pequeños. En sus cabezas, en sus mentes. La muerte de dos mellizas en Oviedo tras lanzarse por el vacío - las investigaciones no descartan el suicido y todos los elementos apuntan a un caso parecido al de Sallent, donde dos hermanas también quisieron quitarse la vida aunque afortunadamente solo una de ellas murió. Detrás del caso de Sallent había acoso, por la procedencia y orientación sexual de una de las pequeñas. La gestión del acoso, tanto para lo reciben como para los que lo ejercen, es un reto para los padres y la sociedad. La pregunta es: ¿qué hago si mi hijo sufre acoso?
Los suicidios en los menores de 15 años de España aumentaron un 57% en 2021 con respecto al año anterior, porcentaje que refleja el impacto que la pandemia de la salud mental está teniendo entre los niños. En 2021 se quitaron la vida 22 niños de menos de 15 años, frente a los 14 de 2020. El suicidio es la primera causa externa de mortalidad en España, según los datos del INE. En 2021 una media de 11 personas murieron por suicidio cada día. Con respecto a los jóvenes, 22 menores se suicidaron en toda España en el 2021, delante de los 14 registrados en 2020, lo que representa un incremento del 57%.
La Fundación ANAR refleja en su Estudio sobre Conducta Suicida y Salud Mental en la Infancia y la Adolescencia en España (2012-2022) atendió en 2021 a 748 menores de edad que en el momento de la llamada estaban intentando terminar con su vida. Como explicaba Benjamín Ballesteros, director de Programas de la Fundación ANAR, “las estadísticas de suicidio de menores de edad serían aún más escalofriantes en España si ANAR no hubiese salvado a esos casi 750 niños, niñas y adolescentes y a los 1.961 más que atendimos desde nuestras Líneas de Ayuda cuando ya estaban planificando su suicidio”. Un dato. El 63,8% de estos casos atendidos se ha concentrado en los últimos tres años, coincidiendo con la pandemia por coronavirus.
El número de casos con conducta suicida ha experimentado un acentuado crecimiento en el periodo 2012-2022 (1.921,3%), destacando el incremento producido en el periodo post-COVID-19, entre 2020 y 2022 (128%). Entre 2012 y 2022, los casos atendidos en la Fundación ANAR por ideación suicida se han multiplicado por 23,7 y los intentos de suicidios por 25,9.
No existe una motivación objetiva para el suicidio, pero sí problemas asociados que el menor de edad no sabe cómo resolver. La violencia contra ellos (60,9%) y la salud mental (27,4%) son los problemas más destacados de los asociados a la conducta suicida, con un incremento de la incidencia de estos últimos en el periodo 2019-2022, pasando de alcanzar el 17,9% en 2019 al 34,5% en 2022. Entre todas las violencias, son las más frecuentes: Acoso, Ciberbullying y otras dificultades en el ámbito escolar (21,4%), Maltrato físico (14,7%), Maltrato psicológico (10,4%), Agresión sexual (7,2%) y Violencia de género (3%).
En salud mental, se pueden destacar tres grandes problemas asociados a la conducta suicida: Autolesiones (13,7%), Problemas psicológicos (8,7%), entre los que destacan tristeza y depresión, ansiedad y trastornos de la alimentación; y Problemas de conducta (4,4%). Entre 2019 y 2022, sólo el 44% de los niños, niñas o adolescentes con conducta suicida ha recibido tratamiento psicológico.
Mujer adolescente, de entre 13 y 17 años (media de 15), de familia migrante con bajo rendimiento escolar es el perfil más vulnerable. En el caso de los menores de 12 años exponen como motivación el acoso escolar que sufren, pero su rendimiento escolar es alto. Tener menos de 10 años, padecer alguna discapacidad, provenir de familias migrantes o formar parte del colectivo LGTBIQ aumenta el riesgo de intento o ideación suicida por encontrarse los menores de edad más expuestos a discriminaciones y exclusiones.
Los problemas detectados en más de dos tercios de las consultas por conducta suicida tienen una duración superior al año (68,4%) y se producen con una frecuencia diaria (70,2%). Entre 2019 y 2022 ha aumentado 18 puntos porcentuales la implicación de las tecnologías en los intentos de suicidio (del 33,5% al 51,5%). Estas se utilizan como herramienta a través de la que se generan situaciones de malestar y violencia (sextorsión, grooming, ciberacoso…) o como medio para obtener información sobre métodos para llevar a cabo el suicidio, lo cual propicia el efecto Werther (de contagio e imitación). Pero también para disminuir el malestar que generan los pensamientos de intento de suicidio, mediante publicaciones en redes sociales (Instagram y TikTok) donde los niños, niñas y adolescente se sienten escuchados, piden perdón o se despiden. Un 6,1% de los menores de edad que llamaron a las Líneas de Ayuda ANAR lo hicieron preocupados por la conducta suicida de un amigo o amiga.
Javier Feliz, psicólogo, explica que es fundamental que los padres conozcan a sus hijos y que trabajen conjuntamente con el centro escolar y los profesores. Los signos de alerta del acoso escolar son muy variables: desde la bajada del rendimiento académico, problemas de sueño o de comida o con las habilidades sociales, como dejar de salir. “Es importante que los padres sepan cómo es su hijo y detectar si ha habido cambios de comportamiento bastante brusco”.
“En casa siempre hay que escuchar y no juzgar. Además, de ver qué está pasando con nuestro hijo o hija. Y sobre todo compartirlo rápidamente con el tutor y el centro académico”, señala el psicólogo que destaca que en el caso de sea tu propio hijo el acosador, "hay que trabajar mucho la empatía y explicarle que hay muchas cosas que está haciendo que no están bien”. El experto aconseja apoyarse en el centro educativo y buscar ayuda especializada.