La Asociación Teatro de Conciencia con la colaboración de la Fundación Aprendiendo a Ser y la Fundación Gomaespuma, lanza la campaña “Stop. No les robes la infancia” para alentar a los adultos a dar espacio a la fantasía, a través del cuento y del juego creativo, en la vida de los niños y niñas; a la vez que, para hacer tomar consciencia de que la exposición temprana a la tecnología en los más pequeños disminuye su facultad de aprendizaje y les hace propensos a padecer ansiedad, depresión, insomnio…
Con ella pretenden combatir la dictadura del móvil y las pantallas dando más espacio a la imaginación y al juego creativo. La pregunta "Mamá, por favor ¿me dejas el móvil?" parece inofensiva, pero la dependencia que pueden crear las pantallas en los niños es preocupante: "Yo una vez pasé cinco horas en Instagram, sin darme cuenta", cuenta una niña.
“Resulta esencial que el juego dé la oportunidad al niño de dedicarse al mundo de la fantasía creadora, no la que proponen los videojuegos, sino los cuentos, o la que surge de jugar con cosas, de jugar entre sus iguales” explica Pax Dettoni, Antropóloga Social, experta en Educación Emocional, escritora y creadora del programa de convivencia escolar “En Sus Zapatos”.
Multitud de estudios vienen alertando desde hace tiempo del riesgo del efecto de las tecnologías en el desarrollo de los más pequeños. Así, la American Academy of Pediatrics señala en un informe: “Cuanto más sabemos sobre el desarrollo temprano del cerebro, entendemos mejor la necesidad del juego basado en la interacción humana. No existe pantalla, videojuego o aplicación que pueda reemplazar las relaciones que se forman jugando"
Por ello, surgen iniciativas como la campaña citada. Sustituir la tablet por las hadas, los bosques y no puede faltar "el unicornio". La diferencia es abismal. "Notas esa conexión con los niños y ves esas caras de ilusión...", señala Noemí Polo, profesora de la Escola Els Estanys, en Girona.
Usar los cuentos como arma combativa contra una adicción cada vez más prematura. "Tienen móvil desde edades mucho más tempranas", precisa Miquel García, otro de los docentes implicados en esta iniciativa. Los efectos a largo plazo incluyen ansiedad, depresión, insomnio, problemas con el aprendizaje...
Y lo fácil que es acceder a todo tipo de contenidos -"TikTok o YouTube"- también dificulta el control parental. Ellos lo tienen claro, son los libros los que ganan la batalla en el terreno de la imaginación. Y es que los pequeños tienen mucho que aprender.