La ONG que acompaña a los niños hospitalizados sin familia: "Solo hay que darles cariño y ellos te llenan el corazón"

  • Más de 49.000 menores en España no tienen garantizado el acompañamiento en caso de ser hospitalizados

  • La ONG cuenta con cerca de 3.000 voluntarios y colabora con 26 hospitales de toda España

  • Este 11 de mayo se celebra el Día Mundial del Niño Hospitalizado

A Majo Gimeno le cambió la vida un hospital hace diez años. Estaba acompañando a su hija de dos años cuando vió en una habitación a un niño solo, sin nadie. Preguntó a las enfermeras y le confirmaron que el pequeño, de aproximadamente la misma edad que su hija, no tenía familia. Que estaba ingresado sin que nadie le cogiera la mano, le consolara o entretuviera. Y aunque ella se ofreció para cuidarle, no la dejaron porque no era una entidad social. "Entonces no lo entendí y me enfadé mucho, pero ahora lo comprendo. ¿Quién dice que tú eres de fiar? No pueden dejar a cualquiera solo con un menor".

Pero Majo no podía quitarse de la cabeza la imagen del niño. "Se lo comentaba a mis amigas, a mi familia, y nadie se podía creer que esa realidad existía, que hay niños solos hospitalizados. Estuve varios meses dándole vueltas hasta que pensé: "O dejas de quejarte o actúas". Y actuó.

El 5 de diciembre de 2013, en Valencia, con 40 euros y cuatro amigas creo Mamás en Acción", una asociación que hoy en día cuenta con cerca de 3.000 voluntarios, colabora con 26 hospitales de toda España y que se dedica a acompañar 24 horas a menores que, por determinadas circunstancias, no tienen a nadie con ellos mientras están hospitalizados.

"Las personas que colaboran en Mamás en Acción donan su tiempo. No tienen obligación de cuánto, ni cuándo. Ellos nos ofrecen su disponibilidad y vamos ajustando", explica Majo.

Son voluntarios como Alfonso, un separado, padre de cuatro hijos ya mayores, que no puede olvidar la primera vez que colaboró. "Se trataba de una bebé de un mes de vida más o menos que habían abandonado en la calle. Tenían que hacerle pruebas antes de que los servicios sociales le asignara una familia de acogida. Cuando llegué me la puse en el pecho, se relajó y se quedó dormida en mis brazos llenándome de amor", cuenta emocionado.

Desde entonces, y de esto hace cinco años, Alfonso no ha dejado de colaborar. Horas sueltas o noches, lo que pueda. Cuando acaba su turno le suple otro voluntario para que los pequeños ingresados nunca estén solos. "Puede ser para una estancia corta o una larga, eso no lo sabemos hasta que nos lo dice el hospital, tampoco sabemos si se va a curar o no. Pero estamos con ellos el tiempo que sea necesario. A veces nos encontramos con situaciones duras pero cuando estamos con ellos tratamos de ser alegres, entretenerlos, lo de llorar se queda para casa", comenta.

Más de 49.000 menores en España no tienen garantizado el acompañamiento en caso de ser hospitalizados. Niños y niñas en situación de maltrato, o que sus padres por circunstancias personales no pueden atenderlos y les dejan solos, o incluso pequeños que viven en hogares de acogida. "Estos son los tres perfiles que atendemos nosotros, cuando un pediatra que nos conoce o uno de los hospitales con los que trabajamos tiene a uno de estos niños nos llama y empezamos a organizarlo", explica Majo.

Para poder atender bien la ONG, Majo tuvo que dejar de trabajar por cuenta ajena y dedicarse por completo a su proyecto. De esto hace, tres años, en 2020, un año en el que la pandemia le forzó a dar el paso del que no se arrepiente: "Me dije o sigues con esto a tope o se acabó porque veía que no podía con todo. Pero no me costó decidirme. No puede haber niños ingresados sin que nadie esté con ellos, es demasiado duro".

Desde entonces Majo se dedica a tiempo completo a dirigir Mamás en Acción y no les va nada mal: ya han realizado más de 36.000 horas de acompañamiento, han estado con unos 600 niños y han conseguido adaptar una App donde los voluntarios apuntan sus horas disponibles.

No puede haber niños ingresados sin que nadie esté con ellos, es demasiado duro

Este jueves que se celebra el Día del Niño Hospitalizado desde Mamás en Acción lanzan la campaña #NiUnNiñoSolo, para dar visibilidad a esta realidad que ellos tratan de paliar de momento con sus propios recursos, que no son otros que donaciones privadas, donativos y alguna subvención. "La ley solo nos permite hasta un 20 % de subvenciones públicas por lo que el 80% restante lo conseguimos con patrocinios o donaciones, aunque los voluntarios no cobran nada", aclara.

Alfonso se da por pagado con el cariño que recibe. En todo el tiempo que lleva colaborando asegura que nunca se ha encontrado con un menor que le rechace, al contrario, se muestran agradecidos y encantados de tener alguien con ellos, aunque a veces el acompañamiento sea un reto: "Una vez estuve una tarde-noche con un chico extranjero que era sordo. Aunque la comunicación era complicada, estuvimos jugando a montar un Lego. Nos lo pasamos muy bien y nos reímos mucho. Llegó un momento que me explicó por señas que quería dormir, que estaba cansado y, de pronto, este niño se me queda mirando y se me lanzó al cuello. Estábamos en pandemia, y me dio igual, no podía rechazarlo, fue un abrazo espontáneo que me dejo derrumbado, me llenó el corazón. Fue muy bonito", cuenta.

Por eso Alfonso anima a unirse a Mamás en Acción, solo es necesario dar cariño, dice, lo demás te lo dan los niños.

La asociación eso sí, se encarga de prepararles. Además de aportar los documentos jurídicos que les requiere la ley, tienen que seguir una formación de un par de horas en un hospital para que aprendan a desenvolverse en este tipo de entorno y pasar un test que les ha elaborado el colegio de psicólogos y que les dice que tipo de perfil de voluntario se ofrece.

"Todo el que quiera ayudar es bienvenido. Aquí somos padres, madres, jóvenes, mayores, abuelos o abuelas. Eso sí, siempre que seas autónomo en lo físico, ya que te puede tocar llevar a un niño en brazos varias horas o responder con rapidez ante situaciones estresantes", explica Majo. Personas que sean capaces de ser fuertes a nivel emocional, que traten o sepan ser alegres, "no puedes echarte a llorar delante de un niño, tenemos que saber distanciarnos de lo que nos encontramos", añade aunque es consciente de que no siempre es fácil: "Aunque lleve 10 años haciendo esto, cuando entro a un nuevo acompañamiento, me siguen temblando las piernas como el primer día. Nunca sabes que te vas a encontrar detrás de esa puerta", explica Majo.

Pero sea lo que sea, ellos estarán allí para acompañarlos, conscientes de que su presencia es en cierto modo la mejor medicina que esos pequeños pueden tomar.

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