La triste despedida a José Antonio, un hombre almeriense con obesidad mórbida: su féretro no cabía en el nicho
El ataúd de José Antonio, un hombre almeriense con obesidad mórbida, no cabía en el nicho y quedó atascado
Los familiares, indignados, dicen que habían advertido de la situación al Ayuntamiento de El Ejido y al cementerio
Los bomberos tuvieron que emplear un martillo eléctrico para que el féretro de José Antonio entrase en el hueco
Si perder a un familiar siempre es un momento amargo, la situación se torna aún más difícil en caso de que los trámites funerarios se compliquen. Eso es lo que le ha ocurrido a José Antonio, un hombre de 28 años con obesidad mórbida que ha fallecido recientemente en Balerma, una pedanía del municipio almeriense de El Ejido. Por otra parte, hace unos meses, Barcelona acogió la primera manifestación en apoyo a las personas con obesidad, reivindicando que ésta sea reconocida como una enfermedad.
Precisamente, en un hospital de la capital catalana han operado a una mujer de 43 años con obesidad mórbida que fue trasladada desde Vigo (Pontevedra) porque en Galicia "faltaban medios" para realizar la intervención quirúrgica. De hecho, sus allegados habían denunciado a la Xunta por no llevarla a otro centro fuera de la región tras cinco meses de ingreso. Y es que son muchos los riesgos para la salud que tienen los kilos de más.
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El ataúd de José Antonio sobresalía del nicho
Los familiares de José Antonio, que pesaba casi 300 kilos en el momento de su muerte, habían alertado tanto a la funeraria como al cementerio de que padecía obesidad mórbida. Y aunque lo advirtieron con anterioridad, el día del entierro, se encontraron con que el féretro no cabía en el nicho.
"No podíamos ni meterlo ni sacarlo", explican. Trataron de solucionarlo "rompiendo con cinceles y martillos", pero resultó imposible. Tras varias horas de nerviosismo e impotencia, añaden que "allí mirando y nadie nos daba una solución".
Fue entonces cuando decidieron llamar a la Guardia Civil. Fue uno de los agentes que acudió al camposanto quien llamó a los bomberos. Estos tuvieron que emplearse a fondo y utilizar un martillo eléctrico para agrandar el nicho.
Los familiares insisten en que habían avisado al Consistorio de El Ejido de que el suyo era un caso especial, e incluso se ofrecieron a comprar otro nicho. La respuesta que les dieron fue que no se podía y que no era cuestión de dinero.
Finalmente, entre los aplausos de los presentes, y ya entrada la noche, los bomberos lograron que el ataúd de dimensiones especiales, que había quedado atascado, entrara en el hueco.
Sin embargo, los familiares de José Antonio, que continúan indignados, exigen justicia y emprenderán acciones legales. "No queremos que se vuelva a repetir porque obesidad sigue habiendo", denuncian.
Desde el Ayuntamiento de la localidad almeriense no han querido hacer declaraciones y se han limitado a asegurar a Informativos Telecinco que el problema se solucionó.