Enfrentarse a una entrevista de trabajo no siempre resulta sencillo. Los nervios por intentar convencer al entrevistador que no hay mejor opción para cubrir un puesto pueden jugar una mala pasada. Mostrarse natural y responder de manera correcta a las cuestiones que se plantean es fundamental.
Además, el entrevistado debe tener presente que hay preguntas que no deben hacerle y, por lo tanto, que no tiene necesidad de contestar. De hecho, si estas se dieran y fueran claves para elegir o no a un demandante de empleo, este puede denunciar a la empresa que se las ha formulado.
Como se puede comprobar a continuación, la mayoría de las cuestiones hacen referencia a aspectos personales alejados de la preparación profesional.
Sobre la edad. Generalmente este dato se incluye en el curriculum vitae, con lo que se da por sabida. No obstante, únicamente será relevante si en el anuncio se ha especificado una edad determinada para acceder al puesto. Es más, en caso contrario podría ser considerado discriminatorio.
Sobre la nacionalidad. Al igual que ocurre con la edad, en los CV suele indicarse el lugar de nacimiento. De todos modos, no es un dato que se necesite conocer para acceder a un puesto de trabajo.
Sobre la situación civil. Preguntas como “¿está usted casado/a?” o “¿tiene pareja?” están totalmente fuera de lugar, ya que no tienen nada que ver con el desempeño laboral que se va a ejercer.
Sobre la inclinación sexual. Si las anteriores eran inoportunas, entrar en el terreno de la sexualidad resulta tanto o más innecesario.
Sobre la intención de tener hijos o si se tienen ya. Desgraciadamente, estas preguntas suelen recibirlas las mujeres, a pesar de que la normativa ha tratado de igualar los permisos por tener un bebé para los dos progenitores. En primer lugar, nadie está obligado a responder a cuestiones así y, en segundo, si la intención de tener hijos o el ya tenerlos es un impedimento para conseguir un empleo, es denunciable.
Sobre religión. “¿Es usted creyente?” o “¿es cristiano?” son otras preguntas que no deben hacerse. Las creencias de cada persona entran en el terreno de lo personal y no deben ser tenidas en cuenta en una entrevista de trabajo.
Sobre política. Lo mismo se puede decir de las ideas políticas. Es información íntima de cada persona que no debería tener importancia a la hora de optar a un puesto de trabajo. Asimismo, tampoco debe preguntarse si el candidato se encuentra afiliado a algún sindicato.
Sobre el estado de salud físico y mental. El historial médico no es asunto de una empresa que busca un trabajador capaz de realizar una labor determinada. Tampoco hay que preguntar al entrevistado si tiene alguna discapacidad.
Sobre las medidas corporales. A no ser que el puesto requiera unas condiciones físicas concretas –que cumplan con la legalidad–, las preguntas sobre la altura, el peso u otras medidas no deben hacerse en una entrevista de trabajo.
Como puede observarse, todas las preguntas que no deben formularse están relacionadas con información personal que no tiene nada que ver con la capacidad profesional. De hecho, son argumentos que pueden ser considerados como discriminatorios.