Chelo tenía 86 años. Vivía sola en el primero del número 4 de la calle Parque, en A Coruña. Era viuda y no tenía hijos. Y su historia vuelve a demostrar la soledad y la indefensión de muchos de nuestros mayores, que se han convertido en objetivo de robos y violencia.
El caso de Chelo acabó en tragedia después de que un vecino escuchara gritos y un fuerte golpe que procedía de su piso. Fue y se encontró con la puerta abierta. Llamó a la policía, que se encontró el cuerpo sin vida de la mujer pero ningún rastro de violencia o robo. El caso lo ha dado a conocer La Voz de Galicia.
Pese a los primeros indicios que indicaban que el piso estaba impoluto, la científica comenzó a investigar. Y la conclusión fue que estábamos ante un presunto homicidio. El autor o autores están siendo buscados. La policía ya tiene las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona.
El barrio entero está consternado porque Chelo no tenía enemigos y el hecho de que la puerta no estuviera forzada presenta dos hipótesis: o abrió sin percatarse de quien llamaba o conocía a la persona que acabó con su vida.
La soledad y el aislamiento social se han convertido en dos de los desafíos ineludibles de las sociedades occidentales. En España hay 4,7 millones de personas que viven solas. De ellas más de dos millones tienen 65 años o más, según la última Encuenta Continua de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE). De las personas que viven solas, un 59% sufre por su soledad, según datos de un estudio de CIS-Imserso. Y sí, es un riesgo para la salud.