La sequía enfrenta también a partidarios y detractores de usar cañones para evitar tormentas. Por un lado, están los agricultores dispuestos a usar cualquier medio que impida que granizadas como las del fin de semana pasado den la puntilla a cultivos ya debilitados por la falta de riego. Y en el otro, los que prefieren que las tormentas sigan su curso porque, mucha o poca, siempre dejarán algo de agua.
Nosotros tememos las tormentas, pero para ellos fue la peor amenaza el pasado año: perdieron 129 millones de euros por el pedrisco y esta polémica arma, los cañones antigranizo, una de las pocas soluciones. Una explotación murciana los utiliza: "Lo que hace nada más es romper el hielo".
El Grupo SPAG, compañía valenciana, los fabrica: "Emitimos una onda de choque que lo que va haciendo es desgastar la piedra de granizo durante la caída de la nube a la superficie", explica Alberto Gerada.
Aseguran que no ahuyentan las nubes: "Nuestro sistema no tiene ningún tipo de afectación a la nube", añade Gerada. Pero en este periodo de sequía extrema, muchos recelan de su uso en la cuenca del Segura. Sin una regulación clara, la Confederación Hidrográfica limitará su uso temporal. Mientras, la Agencia Estatal de Metereología (AEMET) duda de la efectividad científica de estos cañonazos.