Los compañeros de Claudia González, la joven de 20 años que se suicidó el pasado viernes, tras denunciar que había sido víctima de bullying en el colegio, han querido guardar un minuto de silencio en su memoria en la Facultad de Psicología de Oviedo, donde estudiaba en la actualidad.
El acoso escolar le impidió a Claudia cumplir su sueño: quería ayudar a otras personas que estaban pasando por lo mismo. Para ellos siempre tenía una palabra bronita. Palabras que, como han dicho sus compañeros, "pueden herir más que un arma de fuego".
Las autoridades siguen investigando el caso de Claudia, cuya muerte ha vuelto a dejar constancia del preocupante problema del bullying. Ella, antes de quitarse la vida, dejó claro en una carta que fue víctima del acoso escolar. Ahora, su madre, sus amigos y sus compañeros solo quieren recordar su figura, mientras piden acabar con la lacra que les arrebató a su ser querido.