Las cifras oficiales sobre los casos de acoso escolar o 'bullying' en España no dejan de crecer año tras año. La celebración este 2 de mayo del Día Internacional contra este tipo de comportamientos es un buen momento para reflexionar sobre cómo podemos hacer enfrente a este delito que afecta especialmente a los niños y adolescentes. Los expertos tienen claro que hay que denunciar los casos una vez los conozcamos y después actuar en apoyo del acosado o corrigiendo las actitudes de los acosadores.
Las consecuencia del acoso escolar es evidente en un momento que las víctimas se encuentra construyendo su personalidad adulta. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la ONG Bullying Sin Fronteras recogidos por la Asociación Española para la Prevención del Acoso Escolar (AEPAE), "el bullying se cobra al año alrededor de 200.000 suicidios de jóvenes de entre 14 y 28 años; en Europa hasta 24 millones de niños y jóvenes son víctimas de acoso y maltrato por bullying al año; en España, entre enero de 2021 y febrero de 2022, se detectaron 11.229 casos graves de bullying, y el suicidio en nuestro país es la principal causa de muerte por causas externas en menores de edad -en 2020 se suicidaron en España 61 menores de edad.
Ante esta cruda realidad, Informativos Telecinco ha entrevistado a Laura Polo, psicóloga sanitaria en la Fundación anda CONMiGO en Valdemoro. A esta experta le hemos preguntado sobre los signos que delatan que nuestro hijo está sufriendo acoso escolar, cómo actuar ante el 'bullying' o las indicaciones a seguir en el caso de descubrir que es nuestro hijo el que acosa a sus compañeros.
Pregunta.- ¿Cuáles son los principales signos que alertan que nuestro hijo está siendo víctima de acoso escolar?
Respuesta.- Los principales síntomas de que nuestro hijo está siendo víctima de acoso escolar lo notaremos porque no tienen ganas de ir al colegio todas las mañanas lo que se traduce en una pelea constante para que accedan a ir o existe un llanto continuo. También podemos notar cómo comienzan a tener alteración del sueño si se acuestan muy tarde. Aparecen las pesadillas y muestran síntomas psicosomáticos como dolor de cabeza o de barriga y pérdida del apetito. Tenemos que estar también atentos a cambios de humor persistente y una mayor sensibilidad de lo habitual.
No es raro que nuestro hijo se sobresalte por cualquier cosa y responda de mala manera.
Todos estos síntomas contribuyen también a la dificultad de concentrarse, por lo que supondrá una pérdida de interés por los estudios, lo que puede desencadenar en un menor rendimiento y fracaso escolar.
Otros signos que el menor evitar hablar de temas escolares y puede tener pérdidas, rotura del material escolar y, por último, muchas veces pueden llegar a comentar en casa que en clase hay uno o varios niños que no le agradan, le llaman por algún mote o no les deja jugar con él.
P.- Estas evidencias son iguales para todas las edades o cambian conforme nuestros hijos van creciendo
R.- En el caso de que nuestro hijo está experimentando una situación de acoso escolar hay diferenciar entre la etapa infantil y la adolescente. En el primer caso, tenemos que tener en cuenta que cuando son más pequeños tienen mayor tendencia a la somatización, es decir, le duele más la cabeza, la barriga, llantos por no ir al colegio e incluso pueden volver a mojar la cama, por lo que tenemos que estar mucho más pendientes de sus actos.
Por el contrario, cuando son adolescentes, suelen volverse más agresivos y con tendencia a aislarse, apareciendo episodios de ansiedad como los adultos, por lo que debemos estar más pendiente de las emociones.
P.- ¿Cómo actuar tras detectar que nuestro hijo está siendo víctima de acoso escolar?
R.- Lo primero tras detectarlo es actuar rápidamente, es decir, hablar con el tutor y con el jefe de estudios. Después deberíamos comentárselo al AMPA, ya que puede que otros niños estén sufriendo también en silencio. Y por último, poner a nuestro hijo en manos de un profesional, es decir, un psicólogo infantil que le puede ayudar a mejorar las consecuencias de los trastornos asociados con los problemas infantiles derivados del acoso escolar.
P.- Y al revés, si es nuestro hijo el que resulta ser el acosador, ¿qué podemos hacer para modificar ese comportamiento?
R.- Lo principal es que sentarnos con nuestro hijo y establecer con él una comunicación rechazando el acoso es intolerable porque no es divertido ni aceptable lastimar a otro o hacerlo sentir mal. Es importante hablar de manera calmada sobre los incidentes ocurridos preguntándole cuál fue el motivo por el que lo hizo o sobre consecuencias que tienen estos actos en los demás y en el. es necesario acompañar esta estrategia reforzando la idea de empatía preguntándole cómo se sentiría si fuera al revés.
También es necesario hacerle ver las consecuencias de sus actos por lo que es imprescindible que le pida perdón a la víctima. Tampoco hay que olvidar pedir ayuda tanto al colegio como, si es necesario, a profesionales mediante una terapia psicológica, ya que muchas veces el poder que ejercen los acosadores es porque tienen problemas de regulación emocional, baja autoestima o habilidades sociales.
P.- Aunque cada vez hay más información al respecto, los padres actuamos siempre por inercia e instinto de protección con nuestros hijos ante estos casos, pero ¿hay algo que jamás deberíamos de hacer, algo que hagamos y que sea más perjudicial que beneficioso?
R.- Cuando veamos que nuestro hijo es víctima de acoso escolar y es capaz de contárnoslo lo que no debemos de hacer jamás es quitarle importancia al asunto, es decir, el acoso no son cosas de niños, no es una pelea entre amigos y no es un tema que deberían resolver ellos.
Por otra parte, no debemos poner en duda su testimonio, ya que solo el 15 % es capaz de contarlo, lo que nos lleva a reclamar que se debería de fomentar la inteligencia emocional, tanto en aulas como en casa, enseñando valores como la justicia y la empatía.
Por otra parte, no debemos comunicarnos directamente con los padres de los presuntos acosadores, es mejor que los profesores y las autoridades del colegio se encarguen de esa labor.
Hay que tener en cuenta que los padres del presunto acosador defenderán a sus niños lo que podría causar un agravamiento del acoso.
Tampoco hay que aconsejar le que se defiendan. Por el motivo o circunstancias que sean quien lo sufre se siente por debajo de su acosador. Y ante esta sensación de indefensión, exigirle que se defienda sólo va a empeorar la situación haciéndole sentir responsables de un problema que no se siente capaz de enfrentar.