Diez días después de la tragedia provocada por el incendio del restaurante Burrro Canaglia, en la plaza Manuel Becerra, en Madrid, donde murieron dos personas, la investigación continúa centrada en determinar si el establecimiento cumplía los requisitos técnicos. Especialmente, en lo relativo a la decoración del local, que no solo propagó el fuego, sino que cercó a los comensales impidiendo la salida.
Fueron las llamas de un soplete las que alcanzaron las flores decorativas de plástico dispuestas por el techo. Esas plantas de imitación, junto a una red que las sostenía, se cree que pudieron ser una trampa fatal tras desatarse las llamas.
Desde el terrible suceso, se ha incrementado el debate en torno a las decoraciones y las inspecciones en los establecimientos, así como a si se deben modificar algunas de las medidas que delimitan esos requisitos técnicos, los cuales, como explica a Informativos Telecinco la propietaria del restaurante La Muñoza, Isabel Muñoz, quien cuenta con licencia y cumple con toda la normativa de prevención de incendios, son muy estrictos.
En su establecimiento, todo está cuidadosamente seleccionado. Las telas que decoran las paredes, las sillas, los sofás, las flores… “Utilizan materiales ignífugos, no solamente por estética, sino porque está homologado, se ha pagado”.
También en la propia cocina del restaurante todo está ordenado de acuerdo con la normativa. En la cocina, todo el techo “es techo filtrante”, de tal modo que, de desencadenarse un incendio, “saltan todos los extintores y apagan” las llamas.
Todo debe estar perfectamente registrado y detallado, y cada cambio debe hacerse constar para cumplir con la ordenanza dispuesta. “Mínimo una vez al año viene a inspeccionar la Policía”, explica Isabel, quien ante nuestras cámaras muestra el lugar en el que tuvieron que cancelar su idea de poner un papel en una pared porque en Madrid no cumplía la normativa.
“Tuvimos que cambiar a otro porque pedían una normativa superior”, precisa.
Más allá, dando cuenta de la importancia de disponer de materiales ignífugos o preparados ante el riesgo de incendio, nos muestra cómo algunos de los bienes del mobiliario son capaces de contener las llamas 60 minutos. Son RF60, explica, reparando en un sillón que “tiene dos tipos de tapicería”, siendo ambas “ignífugas”.
También las flores que, igualmente, tienen dispuestas por el establecimiento para decorarlo: “Son de tela. No es plástico”, señala, explicando que los decoradores con los que ha contado son “especialistas en hostelería”.
“Todo ha sido visado, cada producto tiene una ficha”, cuenta, señalando que, del mismo modo que tiene “una ficha técnica de un jamón, para ver si tiene alérgenos, o de un queso”, tienen que tener “la ficha” de estos elementos decorativos.
Por todo ello, señala, si hiciese cualquier cambio decorativo, de poner más ornamentación, para proceder de acuerdo a la ley lo tiene que comunicar.