Una escultura del rey emérito, Juan Carlos I, apuntando con una escopeta de caza al oso y el madroño en la Puerta del Sol de Madrid ha levantado la polémica. Y como no, la curiosidad de turistas y madrileños, que se apresuran a fotografiarla. La estatua del emérito llega justo cuando ha terminado su viaje a España.
La estatua de 1,70 centímetros de altura es obra del artista chileno Nicolás Miranda.
La escultura fue colocada en la céntrica plaza de Madrid sin permiso del Ayuntamiento y ya ha sido trasladada.
"El monumento madrileño lo conecto con la monarquía española para hacer una parodia al símbolo de la ciudad. Pero al final todo tiene que ver con el lenguaje visual", ha explicado el artista en nota de prensa.
Su obra ha sorprendido a los miles de transeúntes que pasan por ahí a diario debido a su polémica propuesta y al momento elegido para exhibirla. Justo cuando el rey Juan Carlos ha dejado España tras visitar Galicia para participar en una regata y acudir al médico en el País Vasco.
Un viaje a España, desde Abu Dabi, donde vive hace años, que la Casa Real y el Gobierno han insistido en calificar como privado. Esta idea la ha repetido hoy en el Congreso el ministro de Cultura, Miquel Iceta.
El autor de la escultura explica en una nota de prensa que muchos españoles relacionan al emérito con "una lujuriosa vida privada y con su afición a la caza de animales en peligro de extinción como bisontes, elefantes y osos".
Nicolás Miranda "ridiculiza la figura del monarca" con la obra que ha llamado 'Estrategias parasitarias para la sobrevivencia en un mundo cruel’.
La escultura del rey, de 170 centímetros y hecha de poliuretano y masa de modelar se podrá ver a partir de ahora en la exposición que el artista tiene en el centro cultural La Parcería, en Arganzuela.