La soledad no deseada, el aislamiento social y la ‘brecha digital’ son realidades que sufren con frecuencia las personas mayores, como constata Cruz Roja. Para afrontar este problema, la organización humanitaria, con el apoyo de a la Fundación Amancio Ortega, implantarán por todo el territorio nacional un innovador programa que aúna tecnología humanitaria y voluntariado. El problema de la soledad no es solo español. Holanda ha ideado un sistema para acompañar a los mayores incluso en el supermercado. En Reino Unido y Japón han creado ministerios de la soledad para que se ocupen del Ejército de solos, sobre todo en personas mayores, pero los jóvenes también dicen sufrir la soledad, que mata.
Tras el convenio de colaboración que ambas entidades acaban de firmar, 26.000 personas mayores de toda España contarán en su hogar con dispositivos de voz que incorporan aplicaciones específicas para favorecer su autonomía y evitar situaciones de soledad. El proyecto incluye la instalación de los dispositivos y, si fuese necesario, la conexión online de los hogares. Además, la red de voluntariado de Cruz Roja tiene un papel clave, de acompañamiento y formación a las personas mayores.
El programa, de tres años de duración tiene un presupuesto de alrededor de 15 millones de euros, que asume íntegramente la Fundación Amancio Ortega. La soledad no deseada va camino de convertirse en un problema creciente de la sociedad española, por su evolución demográfica: según las proyecciones del INE, en 2050 los mayores de 65 años serán el 31,4% de la población, frente al 19,6% actual.
Dada la situación, y con el contexto del mayor aislamiento que provocó la pandemia del Covid-19, Cruz Roja puso en marcha un programa piloto, entre agosto del 2020 y marzo del 2021, sobre el uso de asistentes de voz en personas mayores, para funciones como el contacto con sus familiares, el ejercicio físico o la propia relación con el voluntariado de la organización humanitaria.
El uso de dispositivos de voz como complemento a las labores de acompañamiento y seguimiento de Cruz Roja demostró una mejora sustancial en la autonomía personal de las personas mayores atendidas. Además, se mitigó el impacto del deterioro físico, la soledad y el aislamiento que sufren, se aumentó su socialización y se redujo la sobrecarga de trabajo de sus posibles cuidadores.
En palabras de los propios participantes, esta experiencia ha significado para ellos “sentirse más acompañados”, “aliviar la soledad”, “aumentar la autonomía”, “mejorar la comunicación con familiares y amistades”, “organizar mejor el día a día y los entretenimientos diarios” y producir una percepción de “empoderamiento por el acceso a la tecnología”.