Mensajeros de la Paz ha informado este martes del fallecimiento de Ángel Silva, cofundador junto con el padre Ángel de la organización, y ha subrayado que su «dedicación y compromiso» con las personas que más sufren «será siempre una inspiración» para todos los trabajan en la entidad.
Silva, natural de Mieres (Asturias), era amigo desde la infancia del padre Ángel desde que entraron juntos al seminario y desde entonces han dedicado su vida a las personas más vulnerables. En 1962 fundaron La Cruz de los Ángeles, donde arrancó la historia de Mensajeros de la Paz.
«Cumplieron su sueño de crear hogares, casas de familia donde los más pequeños (algunos abuelos y abuelas hoy en día) tuvieran nombre y apellido y pudieran contar con educadores y evitar así su ingreso en unos hospicios ya desaparecidos en España», recuerda el director general de la ONG, Sergio Mella Aceves.
Agradece su papel fundamental en la creación de Mensajeros de la Paz, que «ha dejado huella» en más de 75 países y cuenta con más de mil trabajadores y 300 voluntarios, y traslada su pésame a la familia y amigos del fallecido.
«Ángel Silva ha sido un gran tipo y una persona que ha pasado por el mundo haciendo el bien. Seguro que se encontrará en el cielo con Don Gabino, Vicente Ferrer, Teresa de Calcuta… y con muchos de los niños y niñas a los que ayudó y, por desgracia, nos dejaron», según unas palabras del padre Ángel que cita Mella.
Mensajeros de la Paz es una ONG cuya actividad se centró en sus inicios en crear hogares de acogida para niños en situación de abandono, para proporcionarles un entorno lo más parecido a una familia. Con el paso de los años han ampliado sus esfuerzos a otros sectores sociales desprotegidos, como las víctimas de violencia doméstica, discapacitados físicos y psíquicos o personas mayores que viven en soledad, abandono o indigencia.