Un estudio analiza cómo la pérdida de peso en mayores de 65 años puede ser una señal de mayor riesgo de muerte

  • Un estudio que se acaba de publicar advierte de la importancia de vigilar los cambios de peso en los mayores

  • Los autores se basan en un amplio ensayo clínico de unas 19.000 personas de Australia y Estados Unidos

  • La bajada de peso se asoció con un mayor riesgo de "mortalidad por todas las causas" en una población de edad avanzada inicialmente sana

Si una persona con más de 65 años empieza a perder peso hay que estar alerta. Se acaba de publicar un estudio que asocia esta consecuencia a posibles enfermedades. Por eso los investigadores aconsejan a los médicos que vigilen a los pacientes de esa edad y que sean conscientes de la importancia de la pérdida de peso no buscada, especialmente entre los hombres mayores.

A medida que las personas envejecen, muchas experimentan una disminución de peso lenta pero progresiva, comentan en el artículo, publicado en JAMA, un hecho normal que puede esconder una dolencia no diagnosticada.

El estudio que llevó a cabo la Universidad de Monash, en Australia, ha sido dirigido por la doctora Sultana Monira Hussain y lo que pretendía era acabar con un vacío existente: "Hasta ahora la importancia clínica del cambio de peso no había bien documentada", dice porque considera que no se medía a la población de "personas mayores relativamente sanas sin enfermedades diagnosticadas que limitan la vida".

Para llegar a sus conclusiones llevaron a cabo un ensayo clínico donde examinaron a casi 17.000 adultos de al menos 70 años en Australia y más de 2.000 adultos de Estados Unidos a los que se pesó en 2010 y 2014 en sus revisiones anuales.

“Nuestro estudio encontró que incluso una pérdida de peso del 5% aumenta el riesgo de mortalidad, particularmente en los hombres mayores”, ha explicado al respecto la doctora Hussain, epidemióloga clínica e investigadora principal.

Lo interesante es que la pérdida de peso se asoció con la mortalidad por todas las causas y un aumento en todas las principales causas de muerte, incluido el cáncer y las enfermedades cardiovasculares en una población inicialmente sana.

Una asociación que fue más pronunciada entre los hombres, para quienes, en términos absolutos, la mortalidad posterior por todas las causas fue del 8,4 % entre los que mantuvieron un peso constante durante una media de 4,4 (1,7) años frente al 30,1 % entre aquellos para los que el peso disminuyó más de 10%; para las mujeres, las tasas de mortalidad equivalentes fueron 5,5% y 12,6%.

Personas aparentemente sanas

Es importante destacar que antes de iniciar el ensayo se excluyó a las personas que tenían afecciones como enfermedades cardiovasculares, demencia, discapacidades físicas o enfermedades crónicas, así como a las que habían sido hospitalizadas. Todas estas personas ya de por sí manifestaba una pérdida de peso. Las personas sometidas al ensayo estaban aparentemente sanas.

Por eso las conclusiones son llamativas: "Una menor pérdida de peso (entre el 5 % y el 10 %) se asoció con una mayor mortalidad por todas las causas para ambos sexos en comparación con un peso estable, así como con una mayor mortalidad por cáncer en las mujeres y una mayor mortalidad por enfermedades cardiovasculares no relacionadas con el cáncer en los hombres".

Tras estos hallazgos los investigadores avisan de la importancia de controlar los cambios de peso sin motivo aparente, pero recordando que  la correlación no es causalidad. La pérdida de peso se asoció con la mortalidad, pero eso no significa que la pérdida de peso causara la muerte de una persona. Tan solo es la señal de alerta de que algo está pasando.

Por eso, tal y como aclara la doctora a CNN, debemos avisar si nos ocurre: “Si notan una disminución en la báscula o si sienten los pantalones que alguna vez estuvieron ajustados más holgados lo que indicaría una disminución de la circunferencia de la cintura), coméntelo con su médico para una posible evaluación o prueba adicional”. Quizá así podamos cortar el problema a tiempo.