Es lo habitual en algunos trabajos, pero no es nada sano. Pasar más de 6 horas sentado frente a un ordenador cinco días por semana, sin levantarse o hacerlo poco, se considera sedentarismo y los expertos avisan: es una factor de riesgo para la salud tan grave incluso como el tabaquismo.
De acuerdo con el Ministerio de Sanidad, sedentarismo son "aquellas actividades que realizamos las personas mientras estamos despiertas, que utilizan muy poca energía (gasto energético menor de 1.5 MET), en posición sentada, reclinada o acostada". Y entre los adultos es muy habitual. Un estudio calculó que un adulto pasa una media de diez horas al día sentado, entre el trabajo y su tiempo de ocio. Lo que conlleva consecuencias.
Los primeros efectos que provoca estar tanto tiempo en la silla son fácilmente detectables: problemas de espalda, cuello, tensión muscular o contracturas, pero lo más grave es lo que no se aprecia a simple vista, los problemas cardiovasculares que se derivan de una jornada sedentaria
Otro reciente estudio defiende que estar tanto tiempo sentado aumenta entre 12% y 13% el riesgo de enfermedad cardíaca y muerte prematura, si se compara con personas que pasan menos de cuatro horas al día sentadas. Aquellos que permanecen sentados unas ocho horas presentan un riesgo de un 20%. El sedentarismo también se asocia a diabetes tipo 2, así como al riesgo de padecer cáncer.
Por eso los científicos llevan años comparan sus consecuencias con el tabaquismo. Algunos incluso se atreven a cuantificarlo. El investigador y experto en Nutrición Ata Pouramini compara el daño de permanecer largas jornadas sentado con fumarse un paquete de tabaco al día. Él califica el 'sittin' como "la nueva epidemia del siglo XXI" y asegura que la vida de una persona con un trabajo sedentario "puede llegar a reducirse 15 años".
Un estudio del cardiólogo Wael Jaber demostró ya en 2018 que el sedentarismo podría incluso afectar a nuestra expectativa de vida más que el cigarrillo: "Todos sabemos que un estilo de vida sedentario o no estar en forma tiene algún riesgo. Pero me sorprende que superen incluso los factores de riesgo tan fuertes como fumar, la diabetes o incluso la enfermedad en etapa terminal”, explica Jaber sobre sus resultados .
Otros investigadores en Suecia llegaron a conclusiones similares en otro estudio publicado en 2016 en la revista European Journal of Preventive Cardiology ("Revista europea de cardiología preventiva") donde compararon la mortalidad asociada con el sedentarismo con otros factores de riesgo más comúnmente asociados con problemas cardiovasculares y confirmaron el daño que se deriva de la inactividad.
"Lo que queremos es dar perspectiva de que todos estos factores de riesgo son malos, y que deberíamos ver la inactividad física como igual de importante que no fumar, mantener un peso saludable y una dieta sana", explica la profesora de la Universidad de Harvard I-Min Lee, autora un análisis del sedentarismo, publicado en la revista The Lancet.
Los expertos, por tanto, tratan de alertar de la importancia de una práctica de riesgo para nuestra salud de la que en ocasiones no somos conscientes: "Al comparar los efectos del tabaquismo con el sedentarismo lo que se busca es un toque de atención para que veamos la gravedad del asunto, diciendo: ¡esto es tan malo como fumar !", comenta el portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, el doctor Lorenzo Armenteros, quien hace hincapié en que lo más importante es ser conscientes de que "el sedentarismo ya de por sí es un factor de riesgo", no solo en patologías cardiovasculares sino en otras muchas que se ven influenciadas o agravadas por la inactividad.
La buena noticia es que tiene solución: movernos.
Un equipo de la Universidad de Columbia (EE UU) demostró que levantarse de la silla y caminar durante tan solo cinco minutos cada media hora puede contrarrestar algunos de los efectos más perjudiciales.
"Lo que más reduce la mortalidad es la actividad física, eso ya se ha demostrado que está asociado una mejora de la calidad de vida", añade el doctor Armenteros. Y la Organización Mundial de la Salud (OMS) le da la razón al estimar que si se aplicara un estilo de vida más activo se podrían evitar hasta cinco millones de muertes al año.