Roger L.S., el presunto asesino de Jordi, el responsable del Club de Tiro de Precisión Granollers, emprendió una larga huida de Canovelles a Murcia en la que encañonó a dos jóvenes, forzándolas a llevarle hasta esta ciudad. Allí, en la estación de tren fue detenido por la Policía Nacional, que le redujo antes de poder utilizar una pistola que llegó a sacar.
"¿Por qué no me habéis matado?", les preguntó el joven a los agentes en ese momento. "Decía también que, si él hubiera tenido tiempo, él sí nos habría disparado", ha relatado Héctor López, uno de los policías que le detuvo el domingo a las 8:00 horas, al diario ‘El Periódico’.
El tiroteo ocurrió sobre las 19:30 horas del sábado 9 de abril cuando, por causas que investigan los Mossos d'Esquadra, el agresor, un joven de 20 años socio del club, abrió fuego contra la víctima, que quedó malherida y falleció poco después, cuando ambos se encontraban en el club privado de Tiro Granollers, situado en Canovelles.
El hombre después del tiroteo se fugó obligando a dos mujeres, a las que amenazó con una pistola, a llevarlo en coche hasta Murcia, donde llegaron el domingo a primera hora de la mañana después de conducir durante toda la noche, y una vez allí, se bajó del coche en una céntrica plaza y dejó que éstas se fueran.
La dos mujeres, ambas residentes en Barcelona, continuaron conduciendo desorientadas unos kilómetros más en dirección a la localidad murciana de Molina de Segura, donde pararon en una gasolinera y llamaron a la Policía para solicitar ayuda y dar una descripción física de su presunto secuestrador.
La Policía, tras el aviso dado por las mujeres -a las que habría escogido de forma fortuita para huir del lugar del suceso-, montó varios dispositivos de búsqueda en la ciudad, y con la descripción del hombre facilitada por las mujeres, dos agentes lo localizaron sentado en un banco del hall de la estación de tren de Murcia, alrededor de las 8:00 horas, han indicado las fuentes.
Cuando los agentes se acercaron al hombre, éste sacó una pistola, que llegó a empuñar, pero pudo ser reducido y detenido antes de que la utilizara, han explicado las fuentes, que han señalado que en el momento del arresto tenía en su poder dos armas de fuego con munición y un arma blanca. Roger llegó a preguntarles por qué no le habían matado, asegurando que él sí lo hubiese hecho.
Según las fuentes, el detenido no había comprado ningún billete, por lo que todo hace pensar que su intención era esperar para colarse en alguno de los trenes que llegaban a la estación.
El hombre presta declaración ante el juez este martes en la Ciudad de la Justicia, que derivará el caso a los juzgados de Barcelona, que son los que instruyen la causa.