La consejería de servicios sociales de la Comunidad de Madrid ha enviado a un centro de acogida a los 8 hermanos presuntamente maltratados por sus padres en Colmenar Viejo. El psicólogo Javier Urra valora un caso en el que le “llama poderosamente la atención” que el presunto maltratador sea médico y que el supuesto maltrato se haya producido en una familia tan numerosa. Tal vez se “podía haber captado algo antes por parte de los vecinos”. De hecho, algunos padres de sus compañeros de colegio admiten ahora falta de higiene de los chicos.
“El ser humano prejuzga”, advierte el Javier Urra. “En este caso tiende a pensar que un médico del Gregorio Marañón no puede maltratar o desatender” a sus hijos y que siendo una familia tan grande “se deben querer mucho y no puede haber dicho maltrato, desatención o castigo físico”.
No obstante, el psicólogo advierte en primer lugar sobre la presunción de inocencia a la que tiene derecho todo el mundo, también esos padres. Y señala que ahora es el momento de determinar si esos menores sufrían “desatención, desnutrición, ausencias excesivas en el colegio, castigo físico o había miedo en el ambiente”.
El psicólogo no considera que hayan fallado las instituciones y felicita al director “del colegio que se puso en marcha, a la Guardia Civil que ha estado observando que pasaba, a la Fiscalía que se personó en la vivienda y al juzgado que inmediatamente ha enviado a los hermanos a un centro de acogida, donde ya están siendo escuchados”.
Lo único que se puede recriminar en este caso de presunto maltrato infantil es que se “podía haber captado algo antes por parte de los vecinos”, señala Urra. Sin embargo, a día de hoy la vida vecinal ha cambiado y “nadie entra en la vida íntima de los demás, y si iban poco al cole no llamaba la atención porque el padre, médico de profesión podía justificarlo”.
Los menores están en un centro de acogida de la Comunidad de Madrid. A los padres les han retirado temporalmente la potestad sobre sus hijos. El psicólogo, que fue el primer defensor del menor, explica que al ser 8 hermanos cuentan con un “colchón afectivo a su favor”.
El criterio ideal es no separarlos aunque admite que al ser 8 es complicado que puedan ser acogidos o adoptados todos juntos. No obstante, advierte que hay que escuchar a los niños, deberá hablar la justicia. Los menores podrían ir con una familia extensa, como pueden ser unos tíos, o incluso volver con su madre o padres.