La biotecnológica salmantina Tebrio trabaja para abrir en esta provincia la que pretende ser la mayor granja de insectos del mundo en 2024, unas instalaciones donde con los insectos se fabricarán 100.000 toneladas anuales de productos para alimentación animal, comida de mascotas, agricultura y aplicaciones bioindustriales en cosmética o textil.
A unos 15 minutos en carretera de la capital, está todo listo para que comiencen a construirse los 90.000 metros cuadrados de la nueva fábrica de Tebrio, una empresa creada en 2017 con un nombre basado en el insecto que fabrican: el tenebrio molitor, denominado comúnmente gusano de la harina.
"Vamos a producir algo más de 100.000 toneladas, son muchas pero probablemente acabemos acumulando unos 3 millones de kilos de animales de manera permanente en las instalaciones", ha explicado a Efe Sabas de Diego, cofundador de Tebrio junto a Adriana Casillas, durante una visita a la fábrica actual.
La empresa, que tiene una tecnología propia patentada en 150 países, creará unos 250 empleos cuando termine el nuevo proyecto en Salamanca, pero su objetivo es expandirse en América y Asia.
"Aún siendo la fábrica más grande del mundo, deberíamos hacer muchísimas más para afrontar el problema que tenemos a medio plazo: que no va a haber proteína animal suficiente para dar de comer a los animales que criamos", ha indicado De Diego.
La idea que De Diego y Casillas tuvieron en 2014 quería aportar una solución al hecho de que "el consumo animal y el consumo humano de alimentos está entrando en competencia", ha señalado el director de comunicación de la empresa, Fran García.
Por eso buscaron una "herramienta bioconversora", que es el insecto, para producir proteína y grasa con la que dar de comer al ganado, algo con lo que "se pueden conseguir liberar millones de hectáreas a nivel global, que se podrán recuperar para el consumo humano de nuevo o para generar biodiversidad", ha apuntado.
La empresa abrió en 2015 la primera planta de producción de insectos aprobada en la Unión Europea para alimentación animal, y en 2019 se convirtió en la primera biotecnológica del mundo en obtener la autorización para fabricar fertilizantes orgánicos elaborados a base de insectos.
La idea de estos emprendedores salmantinos fue optimizar recursos "para obtener mucha más comida a través de una fuente de suministro nueva, aunque los insectos llevan aquí toda la vida, y sostenible", ha explicado Casillas.
"El abono que se produce con el excremento del tenebrio tiene unas capacidades excepcionales para su uso tanto en la agricultura ecológica como en la colaboración con la tradicional, para usar muchos menos fertilizantes químicos y mejorar la calidad del suelo", ha añadido.
En la nueva fábrica, cuya primera fase estará concluida en 2024 y la final en 2025, se criará al insecto de manera vertical, por lo que se requiere "muy poco espacio en comparación con otras explotaciones agropecuarias", ha indicado García.
"Necesitamos también muy poca agua, somos una empresa circular, aprovechamos todos y cada uno de los elementos que tiene este insecto", ha añadido.
La construcción de estas instalaciones de cría y transformación de insectos comenzará de forma inmediata en 90.000 metros cuadrados de los 130.000 de suelo industrial que Salamanca está urbanizando en el sector de Peña Alta.