La imagen de la peligrosidad del incendio en Baleira, Lugo: tres bomberos luchan por escapar de las llamas

Es la imagen que representa la virulencia y la peligrosidad del fuego desatado en Baleira, Lugo: la de tres bomberos a punto de ser engullidos por las llamas, que desde que se desatasen han arrasado 1.400 hectáreas impulsadas por los fuertes vientos en la región.

En la secuencia, verdaderamente estremecedora, se aprecia cómo los efectivos que combaten un inmenso muro de fuego se ven repentinamente sorprendidos por un vendaval que, de forma súbita, les envuelve.

En ese instante, que capta con cruda fidelidad cómo bomberos y brigadistas se juegan la vida ante las llamas, uno de ellos desaparece del plano, engullido por el humo y la proximidad del fuego, mientras otro se apresura a correr alejándose al tiempo en que tira de la manguera con la que intentaba combatir el incendio.

Afortunadamente, y pese a lo impactante de las imágenes, los tres salieron ilesos.

El viento, el gran responsable de la virulencia del incendio forestal en Baleira

Tras los esfuerzos incansables para contener el incendio forestal, afortunadamente esta mañana ha logrado ser estabilizado, si bien la situación sigue siendo tensa por el viento que sopla, el cual ayer, con rachas superiores a los 60 kilómetros por hora, complicó mucho las labores de extinción y fue, de hecho, el gran culpable de la virulencia del fuego, que atemorizó a muchos vecinos que tuvieron que ser desalojados.

Según ha informado la Consellería de Medio Rural en redes sociales, la situación 2 de alerta se desactivó previamente a la estabilización del fuego al remitir el peligro por proximidad a los núcleos de población.

En el operativo de extinción trabajan cinco técnicos, 32 agentes, 49 brigadas, 29 motobombas, tres palas, una unidad técnica de apoyo, dos aviones y tres helicópteros.

Más incendios en Asturias y Castellón

Mientras, también en Asturias, donde hay casi un centenar de focos, luchan contra la propagación de los incendios, al tiempo en que en Castellón se vigilan los vientos de ponentes ante el temor de que se reactiven las llamas.

En Tineo, Asturias, dos periodistas tuvieron que huir también a toda prisa de unas llamas que rozaron su coche. El viento, en instantes de tensión, convirtió una carretera segura y abierta al tráfico; una trampa de la que afortunadamente pudieron escapar.