La provincia de Castellón lleva ya siete días sumidas en un auténtico infierno. Las llamas han arrasado ya miles de hectáreas, pero las buenas condiciones meteorológicas están dando a los bomberos una oportunidad para conseguir sofocarlo por completo, a pesar de no estar controlado. Muchos de los vecinos desalojados de sus hogares han vuelto a sus casas, así lo han autorizado después de que el descenso de las temperaturas, la mejoría del vendaval y sobre todo la gran labor de los equipos de bomberos mejorasen la situación.
Aprovechando la tregua meteorológica, los equipos de bomberos están refrescando la zona del perímetro, que ya no muestra llamas. "Es fundamental estar lo mejor preparado posible para afrontar otro día adverso y duro como el de mañana jueves", afirma Gabriela Bravo, Consellera de Justicia de la Generalitat Valenciana. Según el informe Copérnicus, el próximo jueves se esperan alertas altas y extremas por incendio en gran parte de España.
Todavía existen puntos muy calientes, que podrían reavivar los incendios tras la subida de las temperaturas y las fuertes rachas de viento procedente de poniente. Por ello, hoy se considera un día clave para enfriar la zona. Para localizar estos puntos, la Unidad Militar de Emergencia (UME) y la Guardia Civil ha puesto en marcha sus drones con los que pueden detectarlos con gran facilidad gracias a sus cámaras térmicas.
Aunque algunos hidroaviones comienzan a retirarse, los equipos terrestres trabajan sin descanso. En la zona están desplegados 500 bomberos, los cuales están más centrados en las zonas críticas de Fuente la Reina y Montán.
De las nueve localidades desalojadas, los vecinos de tres de esas ciudades podrán regresar a sus hogares. "Pero no van a poder salir de dichas poblaciones", ha advertido Bravo. Todo ello con el fin de evitar el turismo de incendio.
Los equipos de extinción han llevado a un grupo de periodistas a las zonas quemadas para ver la magnitud alcanzada por el fuego. La imagen es desoladora. En el caso de la localidad turolense de Los Pastores, las llamas se quedaron a escasos metros de la localidad. El trabajo de los efectivos consiguió evitar que las llamas invadieran las viviendas, por lo que no se han tenido que lamentar daños materiales. Aunque los alrededores del pueblo han quedado totalmente calcinados.
El único oasis verde que queda en el pueblo es el generado en el interior de la propia ciudad, el cual también se salvó de las llamas gracias a que la carretera hizo la función de cortafuegos. Como este pueblo, otros núcleos poblacionales quedaron totalmente rodeadas por las llamas. Del verde que se extendía en sus bosques ya no queda nada, dejando una lúgubre vista negra de árboles y tierra quemada.