Con total tranquilidad y con la "extrema frialdad" que le atribuía el Ministerio Fiscal, Francisco Javier Almeida, conocido como ‘el asesino de Lardero’, acusado de acabar con la vida de Álex, un niño de 9 años, en la localidad riojana, el 28 de octubre de 2021, ha utilizado su último turno de palabra en el juicio contra él. Impertérrito y sin ningún rasgo de emoción aparente pese a asegurar que se muestra "arrepentido", pidiendo "perdón a la familia", ha relatado su versión de los hechos, explicando cómo fue el momento en que mató al niño tras agredirle sexualmente.
“Bueno, vamos a ver. No he querido decir nada en la observación de la vista porque todo se filtraba a los medios de comunicación y se tergiversaba o se inventaban cosas, como ha expuesto mi abogado. A ver, el día de los hechos es verdad que había bebido. Es verdad. La bebida no nos afecta a todos por igual. Yo bajé al parque, es verdad. Bajé al parque, pero no solo con el fin de buscar niños o niñas o menores. No. Yo bajaba al parque porque a veces bajaba a fumar. A veces algún niño me hablaba. Pues le hablaba, pero no bajaba con ningún fin de caza, como están venga a decir por todos los medios y se ha expuesto en esta sala”, ha pronunciado, en sus primeras palabras ante los presentes en la sala.
Ahondando en todo lo que se ha dicho contra él, Francisco Javier Almeida ha probado haber seguido con atención todos y cada unos de los argumentos expuestos, y ha contestado ante aquellos que, según dice, no son tal como se han manifestado: “Antes de empezar a narrar los autos, el tema de la ventana, se está venga a insistir que da al parque, y no es cierto. Desde la ventana no se ve el parque, ni se ve a los menores, porque a una altura de un segundo piso hay un señor túnel hasta llegar al parque, que no se ve. Es más, las ventanas de mi casa no dan al parque, dan a la piscina. Eso lo quiero dejar bastante claro”, ha puntualizado, antes de relatar con una frialdad apabullante lo ocurrido.
“En el día de los hechos... verdad que bajé al parque. No tenía ninguna intención de nada. Es verdad que vi a Álex por ahí deambulando y tal. Y bueno, yo le dije, me salió así: '¿Quieres que te enseñe un agapornis que tengo en casa, para que lo veas lo bonito que es?'. No le dije más. Ni le obligué ni le forcé ni le agarré. De hecho, entra en el portal y él solo subió bastante deprisa las escaleras y yo subía por el ascensor. Es verdad. Luego, una vez estábamos en el piso, Álex vio al pájaro, que era muy bonito, le había gustado. Bien, no pasó nada. En ese momento llegué a tener una cierta fantasía”, ha señalado.
“Se está diciendo que si metí el pene, que si no metí el pene, que si tal… Yo lo único que hice fue enseñarle el pene y pasárselo por la cara. No hay muestras, según se ha visto aquí, de semen ni en la faringe ni en el estómago ni en la ropa. Dicen que no hay volumen suficiente de espermatozoides. Y no hay ninguna prueba que diga que yo he eyaculado sobre Álex. Lo que sí se encuentra es flujo seminal. Flujo seminal, al no tener yo erección ni nada, salió el flujo seminal. No pudo haber esperma, porque no eyaculé. No eyaculé”, ha dicho, ahondando en detalles sin inmutarse ante la atrocidad que estaba relatando ante todos en la sala del juicio contra él.
“Cuando ya había hecho este acto de enseñarle el pene y pasárselo por la cara es verdad que se empezó a oír ruidos, timbrazos. No lo sé seguro, pero sé que Álex quería huir, y yo lo agarré por la camiseta por detrás, es verdad. Por eso tiene esa marca que están venga a decir, que aquí han expuesto. Vamos a ver, lo agarré, con una mano le tapé la boca y con la otra es verdad que le puse así en el cuello. Pero sin apretar, porque yo no tenía ninguna intención de matarlo. Ninguna, y él se movía. Se movía. Y por eso tiene esos roces en el cuello”.
“Luego, de repente, yo me doy cuenta de que había perdido el conocimiento y lo primero que hice no fue, como están venga a decir por aquí, que igual lo quería bajar al coche, que igual lo quería esconder… No. Yo salí a pedir ayuda. De hecho salí, como se está venga a insistir, con la cremallera bajada, y tampoco me puse abrigo. Yo quería pedir ayuda. De hecho, cuando vi que el ascensor estaba ocupado yo bajaba por las escaleras con el niño en brazos. Ni lo tapé, no le puse una sábana, no le puse una manta, no le metí en una bolsa de deporte…", explica, utilizando nuevamente lo expuesto en el juicio y adaptándose tan bien a las palabras de su defensa que el propio juez le interpelaba para que no volviese a contar lo mismo.
En las últimas palabras de su discurso, el asesino de Lardero ha denunciado que se hayan "empezado a montar muchas conjeturas", y a vuelto a insistir en que no quería matar al niño pese a que todos los informes psicológicos subrayan que es una persona sin ningún tipo de patología o problema mental, que "sabe perfectamente lo que dice y lo que hace".
"Yo sé que la prensa tiene derecho a informar, pero que se agarren un poquito a la verdad, no que salten con conjeturas, que si va a hacer eso o va a hacer lo otro. Eso no es cierto. Yo eché la instancia en Logroño porque yo me arrepentí. Yo me arrepentí. No fue precalculado. Me arrepentí de verdad. No sé qué más decirles. Yo solo quiero saber que lo siento, no era mi intención matarlo en ningún momento, y pido perdón a todos los que haya hecho daño y a la familia”, ha finalizado.