A sus ocho años, Lucía Navarro, más conocida como SuperLu, se ha convertido en una celebridad por contar a través de su cuenta de Instagram (@SuperLu_6) su día a día en una silla de ruedas, sirviendo como ejemplo y luchando para mejorar las condiciones de vida de las personas con discapacidad.
"Muchas personas nos agradecen lo que les ayuda nuestra hija, vemos que les ayudamos mucho a ser mejores, a tener más simpatía con las personas con discapacidad", señala la familia de esta cántabra a EFE.
El perfil de Instagram de Lucía suma más de 23.000 seguidores, un número que va creciendo día a día después de un vídeo suyo, en el que, con su denuncia de la falta de "empatía" y desigualdad en el acceso a la cultura para las personas con discapacidad, alcanzó solo en esta red social a más de diez millones de personas.
Un perfil creado, según explica su madre, Lucía Santamaría, para "pelear" por un tratamiento robótico que mejore la terapia de su hija. "Si en unos años la ciencia avanza y se consigue regenerar la médula sería la manera de que volviera a caminar", confía.
Lejos de dramas, dice su madre, buscan concienciar de las cosas "absurdas" a las que se enfrentan las personas con discapacidad, como, apunta, los pocos aparcamientos especiales y el mal uso que hacen algunas personas de ellos, o la "falta de ayuda".
"La sociedad es la que está discapacitando a nuestra hija", afirma Santamaría, maestra en Cantabria, que celebra que su impacto en redes esté ayudando a la gente "a tener más empatía con las personas con discapacidad".
"Es una niña tan especial. Los niños nos dan esas lecciones, nos dan fuerza para seguir y pelear", apunta.
Y más allá del mundo virtual y el apoyo de personalidades como el grafitero Okuda, que ha customizado su silla de ruedas, esta niña cántabra es parada por la calle todos los días para pedirle fotos y mostrarle su apoyo.
"Soy tu fan" o "estamos todos contigo" son algunas de las frases más repetidas por las personas que se cruzan con Lucía y su familia, varias de ellas en el rato en el que la niña charló con EFE para contar su situación.
Su condición no impide que Lucía sea "feliz" y pueda practicar deportes como fútbol y baloncesto adaptado, según cuenta ella misma a EFE.
"Cómo no vamos a estar fuertes", asegura Santamaría, quien afirma que su hija es "alucinante" y le ha dado a ella y a su padre, Alberto Navarro, una "lección de vida" desde que quedó en una silla de ruedas.
Su familia explica que a pesar de que "era una niña sana", hace dos años y medio, cuando tenía 6 años "dejó de mover las piernas" y cayó en coma durante 23 días.
Tras despertar, "no podía moverse" y tras una larga "lucha" consiguió avanzar, aunque quedó paralizada de pecho para abajo e inició una larga recuperación en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo y en Valdecilla, en Santander.
"Tras Toledo, pensábamos que se había acabado, pero ahí empieza la verdadera guerra contra las barreras arquitectónicas y la sociedad", confiesa su madre.