Veinte años de incumplimientos legales perpetúan la contaminación de los ríos españoles, que portan, en lugar de vida, contaminación y que puede conducirlos al colapso, como ha ocurrido en el Mar Menor. Lo explica Alejandro Cano, portavoz de la Plataforma en Defensa del Río Tajo; al estar extenuados por la extracción de agua y la contaminación, con caudales mínimos que no impiden su fluir natural, proliferan especies no autóctonas, que acaban con el ecosistema. Ríos que dejan de serlo, para convertirse en canales sin movimiento. Agua casi estancada.
Por eso, medio centenar de organizaciones han pedido hoy en Toledo que se cumpla la Directiva Marco del Agua y se garantice, entre otras medidas previstas en esta norma, un caudal ecológico, necesario para la supervivencia de los ríos, para que los ríos sigan siendo ríos y cumplan su función indispensable en el engranaje natural.
Ríos que son, indica Cano, como las venas del cuerpo humano, pero que vertebran el territorio y le aportan los nutrientes necesarios para la supervivencia. Durante todo su recorrido y en la llegada al mar, donde la mezcla con el agua salada genera otro ecosistema, cuyos pequeños seres vivos pueden acabar alimentando a las grandes ballenas.