El caso de una persona que se presentó como mujer trans a las pruebas para el cuerpo de Policía Local de Torrelodones (Madrid) con un poder notarial en el que se señalaba su cambio de género en el momento de someterse a las pruebas físicas para optar a una de las seis plazas que se ofertaban ha supuesto una nuevo revuelo.
La persona aspirante había iniciado el proceso de selección para la Policía Local en enero como varón superando la primera criba de conocimientos. El poder notarial que presentó hacía referencia a la ‘ley trans’ autonómica de Madrid, pero esa persona no había hecho efectivo su cambio de sexo en el registro.
“Se trata de un claro caso de fraude de ley”, señalan fuentes del Ministerio de Igualdad a NIUS. La ‘ley trans’, elaborada por el Ministerio de Igualdad y aprobada el pasado febrero en el Congreso, establece en su artículo 46, punto 4, que las personas que cambien su sexo masculino al femenino en el registro podrán beneficiarse de medidas de acción positiva adoptadas específicamente en favor de las mujeres.
Por tanto, estos beneficios solo podrán disfrutarse a partir de que se haga efectivo el cambio registral, algo que no había realizado la persona que aspiraba a ser agente de la Policía Local. “No obstante, la persona que rectifique la mención registral pasando del sexo femenino al masculino conservará los derechos patrimoniales consolidados que se hayan derivado de estas medidas de acción positiva, sin que haya lugar a su reintegro o devolución”, apunta la norma. El cambio de sexo registral no elude una condena por violencia machista.
La delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, advertía en febrero que cualquier indicio de falsedad sobre la transexualidad de una persona sería investigado por la Fiscalía. "Cuando alguien declara que es trans, que tiene vivencia estable de otro género, lo hace ante un juez, en el Registro Civil", señalaba.
También ha supuesto una controversia el anuncio esta semana de la Federación Internacional de Atletismo, el organismo que rige el atletismo mundial, de que a partir del 31 de marzo ninguna mujer transexual podrá participar en competiciones que puntúen para su ranking internacional. La medida solo afecta a las mujeres que hayan hecho la transición de sexo masculino a femenino después de la pubertad, que es cuando se produce la subida de la testosterona, la hormona que hace que, en general, los hombres sean más fuertes y más rápidos que las mujeres. El objetivo, sostienen, es “priorizar el criterio de igualdad e integridad sobre el de inclusión”.
La Federación Internacional de Atletismo exigía desde 2019 a las mujeres una testosterona por debajo de los cinco nanomoles por litro durante un año, una medida que era el doble de exigente que la establecida por el COI (10 nanomoles por litro). Su idea en los últimos meses era reducirlo hasta los 2,5 nanomoles por litro y alargar el periodo de transición hasta los dos años, pero, finalmente, ha decidido dar carpetazo al tema y cerrar la puerta a que las mujeres transexuales puedan competir.
Deportes como el ciclismo, la natación o el rugby prohíben o restringen ya el acceso de las atletas transgénero a las competiciones femeninas, a pesar de la intención del Comité Olímpico Internacional (COI) de buscar formas de inclusión total, incluso sin regulación.
Lo cierto es que el tema 'trans' suscita una enorme controversia en torno a la igualdad de oportunidades en el deporte y los derechos de las personas que cambian de sexo. Las posturas están enfrentadas entre los que defienden que las mujeres transgénero no deberían competir en deportes femeninos, al tener supuestamente ventajas biológicas frente a sus competidoras, y los que cuestionan dicha superioridad y mantienen que el deporte debería ser un ejemplo de inclusión. De hecho, estos últimos sostienen que también existen grandísimas diferencias físicas entre las mujeres cis (aquellas donde la identidad de género coincide con el sexo asignado) y no por ello dejan de competir en las mismas pruebas.
A pesar de la falta de estudios sobre la transexualidad en el deporte, algunos expertos, atendiendo a los datos científicos, indican que sí hay diferencia entre mujeres cis y las trans debido, principalmente, a la mayor concentración de testosterona en estas últimas.
Estos niveles de testosterona se alteran, sin embargo, tras el tratamiento hormonal a base de estrógenos y antiandrógenos a los que se someten. "En la transición de sexo masculino a femenino se produce una reducción de la masa muscular, la fuerza y la capacidad cardiorespriratoria, así como un aumento y una redistribución de la masa grasa. Todos estos cambios son evidentemente perjudiciales para el rendimiento deportivo, pero no se conoce el tiempo durante el cual las deportistas transexuales podrían beneficiarse de su exposición a las hormonas andrógenicas previa al cambio de sexo y al inicio del tratamiento hormonal", asegura Iñigo Mujika, fisiólogo y doctor en Biología del Ejercicio.
Un estudio de 2021 analizó los resultados de las pruebas físicas de hombres y mujeres transexuales de la Fuerza Aérea Estadounidense antes y después del tratamiento hormonal de afirmación de género y concluyó que, al cabo de más dos años de tratamiento, persistían algunas ventajas de rendimiento de las mujeres transexuales.
"Si un deportista es, por ejemplo, el 5000º del mundo como hombre, es probable que no destaque tampoco como mujer; pero si ese hombre está entre los 100 mejores del mundo, independientemente del deporte, va a arrasar como mujer casi en cualquier deporte, por mucho tratamiento hormonal que reciba. No es una cuestión únicamente de testosterona, sino de todo lo que la testosterona le ha aportado antes, durante el periodo de crecimiento", señala Mujika.
La nadadora estadounidense Lia Thomas, la haltera neozelandesa Laurel Hubbard o la atleta italiana Valentina Petrillo son algunas de las deportistas transgénero que han ganado competiciones femeninas con mucha diferencia.
"La verdad es que aterra pensar que puedes tener un pie fuera de la competición, que te pueden arrebatar tus sueños, tus objetivos... asusta mucho", aseguraba hace un año Omy Perdomo, la única española transgénero que juega en nuestro país en la máxima categoría de un deporte olímpico, el vóleibol.
"A este ritmo nos quitarán de jugar en todos los sitios", apuntaba Nora Gómez, jugadora de hockey femenino que nació con genitales masculinos. “En el proceso de transición de hombre a mujer te inhiben de las hormonas masculinas, de la testosterona, y pierdes muchísima fuerza. Yo me acuerdo de cosas que podía coger o levantar antes y que ahora no puedo ni de broma. No tengo la fuerza que tenía. Es curioso porque tu mente te dice: tú puedes levantar eso, pero vas a hacerlo y eres incapaz", relataba.
Mientras Víctor Granados, presidente de la Agrupación Deportiva Ibérica, la entidad que engloba a los clubes LGTBI inclusivos de España, sentenciaba: “Si en mi DNI pone que soy una mujer, nadie tiene derecho a conceptualizarme como un varón y a impedirme el acceso a la práctica deportiva. Y si eso sucede, hay un problema jurídico de garantía de derechos muy importante".