Naomi, es un poco mayor que Alex. Pero jugaron juntos el día de Halloween y no se olvida de su disfraz de “payaso” ha dicho, convencida de que el disfraz de la niña del exorcista que llevaba el pequeño raptado, agredido sexualmente y asesinado, era de payaso. Pero, a su inocencia no le falta perspicacia y la pequeña ha sido escuchada en el juicio que se sigue en Logroño y sus palabras ha brotado con contundencia.
Ha explicado los bancos desde donde estaba el presunto asesino mirándolos esa tarde. “Me daba miedo. Porque me intentó llevar a su casa otro día. Ella no lo expresa así, pero el depredador intentó llevársela cuando salía del colegio. Me dijo: ¿Puedes venir un momento? ¿Podrías venir a mi casa a ver unos pajaritos?”
La niña le dijo que se lo preguntaría a su madre y Almeida se fue. Ala, amiga de Naomi fue detrás de él insultándole. A partir de ahí el acusado las perseguía a menudo. “Se quedaba ahí de repente. Nos daba miedo. Llamábamos a las madres, “¡Qué está él!” para que vinieran a buscarnos”
Sabían que vivía en el tercer piso porque le sacaron una fotografía en la ventana. Naomi lo describe; alto, medio flaco con la nariz muy grande. Le dijo que se llamaba Patxi. “Esa tarde cuando me fui a casa les dije a los niños que tuvieran cuidado”. Cuando su madre le dijo que había desparecido Alex “yo dije que seguro se lo había llevado el viejo”.
Cuando la jueza le dice si quiere añadir algo más contesta “Que se haga justicia”.
Es la declaración preconstituida que se han emitido en la sala ante la atenta mirada de Francisco Javier Almeida que giraba la cabeza hacia el monitor donde se proyectaba para ver la imagen de los pequeños.
Las palabras de Ismael de 12 años, también resuenan en la sala. Hace un croquis para situar al acusado en los bancos del merendero desde los que estuvo vigilando. Ya se había ido a casa y cuando su madre le dijo que había desparecido Alex le indicó donde vivía "lo sabía porque le había sacado una foto. Me daba miedo. Siempre estaba en el banco mirándonos y no me gustaba". Su madre, Rebeca, el miércoles dejó la sala enmudecida al escucharla explicar cómo su hijo corría con su patinete a la vivienda del hombre y gritaba que se habían equivocado de portal, que era el 5. Tenía muy claro quién era el sordo que le daba tanto miedo.
La hija de Susana, siete años, una semana antes avisó a su madre a tiempo cuando también le ofreció ir a su casa a ver unos animalitos. La policía local dijo que no denunciara, que no había pasado nada y que ellos peinarían la zona.
Todas estas grabaciones se hicieron en una camára Gesell, una sala acondicionada con dos ambientes separados por un vidrio de visión para evitar la revictimización de los niños. Almeida pidió expresamente estar presente al otro lado del cristal, pero la juez de instrucción no se lo permitió. Por eso hoy no ha extrañado que mostrara tanto interés en mirar a los niños a los que acechó antes que a Alex, elegido aleatoriamente porque se quedó solo con una pequeña de apenas cuatro años, y porque no estaba escarmentado de antes como sus amiguitos.
La actitud del pederasta y asesino, resulta familiar en otros agresores sexuales de niños como el pederasta de Ciudad Lineal, en Madrid, que también quiso presenciar las declaraciones de sus víctimas. En los juzgados tuvieron que tirar cables de un piso a otro para conectar dos salas distintas con un circuito de televisión. Fue mucho antes de que se inaugurara la sala Gesell.
También ha sido una jornada durísima porque según los psicólogos los padres y el hermano de Alex también son víctimas, sufren un shock post traumático y que van a tener secuelas de por vida. Él por tener un duelo congelado y ella un duelo patológico cronificado, con una sintomatología depresiva que no tiene evolución y está empeorando. La terapeuta que conocía a Alex y ahora trata al hermano ha explicado que copia conductas de su hermano, creyendo que así se siente más cerca de él. “Alex era su supermán, su héroe y ahora él quiere ser policía para que no le pase lo mismo a otros niños”. La psicóloga no ha podido evitar el llanto en la sala.