Establecer un precio mínimo de venta para las bebidas alcohólicas, proporcional a la cantidad de alcohol que contienen. Es lo que hizo Escocia hace cinco años, en mayo de 2018. Fue una medida pionera, para tratar de desincentivar el elevado consumo de alcohol en ese país y los daños en la salud asociados a su consumo. Ahora, un estudio ha analizado su impacto. Sus resultados se acaban de publicar en la prestigiosa revista médica The Lancet. Los autores, investigadores en Salud Pública escoceses, concluyen que la mortalidad asociada al alcohol ha disminuido un 13% desde entonces, especialmente entre las clases socioeconómicas más desfavorecidas.
El impacto económico de esta medida ya se había estudiado anteriormente. Se sabe que redujo las ventas de alcohol en un 3%. Pero de lo que trata este estudio es de evaluar si ha tenido algún impacto en las reducciones de muertes y hospitalizaciones atribuibles al alcohol en los últimos años. Para averiguarlo, los investigadores analizaron datos de muertes y hospitalizaciones anteriores y posteriores a la implantación de esa medida.
El 1 de mayo de 2018 se estableció un precio unitario mínimo (MUP) de 0,50 libras esterlinas por unidad (0,57 céntimos de euro). Una unidad equivale a 10 ml de alcohol puro. En la práctica, ello supuso elevar los precios. Una botella de vino tinto pasó a costar, como mínimo, 5 libras (5,70 euros), y el whisky más barato subió a 14 libras (15,90 euros).
La realidad de la que partían era la de un país de 5 millones de habitantes que, en 2016, registró 1.265 muertes relacionadas con el consumo de alcohol. Un 10% más de las registradas en 2015. Los autores del estudio explican que, en 2018, "como parte de una estrategia integral para reducir los niveles de consumo de alcohol y los daños relacionados, Escocia se convirtió en uno de los pocos países del mundo en implementar precios unitarios mínimos (MUP), de 0,50 libras esterlinas por unidad, para las bebidas alcohólicas vendidas directamente al consumidor". Esa legislación, vigente desde el 1 de mayo de 2018, "establece un precio mínimo legal por debajo del cual no se puede vender alcohol".
En el estudio, se analizan datos de mortalidad y hospitalización desde el 1 de enero de 2012 hasta el 30 de abril de 2018, antes de que se implantara esa medida. También, datos de los 32 meses posteriores a la implementación de esa política (hasta el 31 de diciembre de 2020). Además, utilizaron datos de Inglaterra, donde no se implementó ese precio mínimo al alcohol, para formar el grupo de control con el que comparar.
Lo que vieron es que la medida implantada en Escocia "se asocia con una reducción del 13,4% en las muertes totalmente atribuible al consumo de alcohol". Y eso equivale a "evitar 156 muertes al año, de media". Además, "las hospitalizaciones totalmente atribuibles al consumo de alcohol disminuyeron un 4,1%", lo que supone "evitar 411 hospitalizaciones al año, de media".
Ildefonso Hernández, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández considera que "el artículo tiene implicaciones de política de salud", y que "disponer de evidencias como esta contribuye a implantar políticas benéficas de gran impacto". En declaraciones a SMC España, advierte de que sus hallazgos "apuntalan los argumentos para facilitar la implantación de medidas similares en otros países o regiones".
Y recuerda que no sería la primera vez que ocurre algo así. Ya ocurrió "con un artículo sobre la norma escocesa de prevención del tabaquismo, que se publicó en su día en el New England Journal of Medicine... /... Lo usamos en el Ministerio de Sanidad para respaldar la —en esos momentos probable— ley de prevención del tabaquismo de 2011 que modificó la del 2005 para conseguir que bares y restaurantes estuviesen libres del humo del tabaco", explica Hernández a SMC España.
Pero también advierte: "En España, la potencia del lobby alcoholero y la captura de las instituciones que ha logrado están impidiendo avances en la legislación para evitar la morbimortalidad del alcohol".
El estudio cobra especial relevancia si tenemos en cuenta el contexto en que se realiza. Lo advierten los propios autores. "En 2021, el Reino Unido registró el mayor número de muertes específicas por consumo de alcohol. Dentro del Reino Unido, los daños en la salud causados por el alcohol son desproporcionadamente mayores en Escocia, y están fuertemente determinados por el nivel socioeconómico, hasta el punto de que la tasa de mortalidad por alcohol es más de cinco veces mayor en las áreas más desfavorecidas, en comparación con las menos desfavorecidas".
Los investigadores subrayan que, "como los bebedores más empedernidos suelen beber el alcohol más barato, MUP tiene el potencial de abordar positivamente las desigualdades en los daños a la salud, y reducir esos daños en los grupos de más riesgo". Y es una de las cosas que comprobaron en su investigación, "que las reducciones (en mortalidad y hospitalización) fueron mayores en el 40% de las áreas más desfavorecidas socioeconómicamente, y entre los hombres". Es decir, en los "grupos que sufren niveles desproporcionadamente altos de daños a la salud por el alcohol".
Afirman los investigadores que "los mejores resultados se registraron en los cuatro grupos más desfavorecidos socioeconómicamente, lo que indica que esta política está abordando positivamente las desigualdades y su efecto en los daños a la salud atribuibles al alcohol". Concluyen, por tanto, que "la legislación ha tenido un impacto positivo en la lucha contra las desigualdades en salud relacionadas con el alcohol".
Los autores explican que "la tasa de muertes totalmente atribuibles al consumo de alcohol fue relativamente estable, tanto en Escocia como en Inglaterra, durante el período de estudio". Y lo mismo la de hospitalizaciones.
Pero los datos de muertes y hospitalizaciones analizados en el estudio llegan hasta el 31 de diciembre de 2020. ¿Qué ha pasado después? Los investigadores indican que ha habido "un empeoramiento reciente de la mortalidad específica del alcohol tanto en Escocia como en Inglaterra". Pero "el aumento de la tasa en Escocia de 2020 a 2021 (4 %) fue menor que en Inglaterra (7 %). Por lo tanto, es poco probable que la inclusión de datos más recientes hubiera alterado nuestros hallazgos principales", concluyen.