A veces por querer proteger dañamos. Familias que por tratar de evitar que sus hijos sufran les tienen entre algodones y acaban criando adolescentes incapaces de hacer frente a los problemas del día a día.
Por eso los psicólogos advierten, hay que aprender desde niños que no todo se consigue con facilidad para evitar en un futuro problemas de salud mental.
"Hay que enseñarles a frustrarse, hacerles entender que las cosas no siempre salen como uno quiere. Si no exponemos a los niños a esto, cuando en un futuro se encuentren con situaciones que no pueden controlar, acabarán sintiéndose incapaces y se deprimirán", explica la psicóloga educativa Amaya Prado.
De acuerdo con los últimos informes publicados un 31,8% de los adolescentes tiene o ha tenido ideas suicidas, un 15% tiene síntomas de depresión y un 24% de los jóvenes españoles dicen tener problemas de salud mental con frecuencia. Unos datos preocupantes que alarman más aún cuando se pone de manifiesto que muchos de estos problemas empiezan de niños.
"Uno de cada siete niños tiene un trastorno mental . En su mayoría por ansiedad, depresión y trastornos de conducta, eso es lo que está pasando", explica Prado alertando sobre la importancia que puede tener la prevención porque algunos de estos problemas se evitarían si desde pequeños se les educara a manejar su frustración.
Pregunta: Se dice que los niños y adolescentes de ahora tienen un baja tolerancia a la frustración. ¿Qué significa eso y por qué es tan importante?
Respuesta: La baja tolerancia a la frustración se define como esa incapacidad para aceptar que las cosas no salen como tú tenías pensado que salieran. En esa incapacidad para manejar ese sentimiento entiendes que hay como una falta, como algo que no se completa.
P. Y ¿eso puede derivar en problemas de salud mental?
R. Lo que ocurre es que luego les cuesta un poco manejar esa falta de frustración o esa incapacidad. Muchos de los padres que sobreprotegen dicen eso de “para que no llore se lo hago yo” y al final no se les entrena en manejar unos sentimientos que son normales en todos nosotros. Porque las cosas no salen siempre como queremos. La frustración es un sentimiento al que nos enfrentamos continuamente a lo largo del día. Si te pones a pensar en la cantidad de cosas que no salen como quisieras son muchísimas.
P. ¿No les estamos enseñando que hay cosas que no se pueden evitar?
R. Al final si no se expone a los niños a la frustración lo que terminan pensando de sí mismos es que no son capaces de hacer las cosas, y eso puede derivar en una baja autoestima o en un concepto erróneo de de ti mismo.
P. Y ¿pueden acabar pensando que el problema son ellos?
R. Esa incapacidad continuada por no lograrlo genera esos sentimientos más depresivos.
P. El 15% de los adolescentes españoles tiene síntomas de depresión.
R. Enseñarles la importancia de la frustración es importante para evitar ese adolescente que luego no sabrá afrontar los problemas de la vida.
P. Hasta ahora pensábamos que esos padres que consienten lo que crean es niños caprichosos, pero por lo que comenta va más allá.
R. Al final un niño caprichoso, por ponerlo en temas psicológicos, es un niño que siempre se sale con la suya. Un niño que le resuelven las dificultades que él no sabe manejar. Le pide a un adulto que le haga algo y ese adulto se lo va a hacer, reforzando ese comportamiento de pedir cosas y que se las resuelvan. Por tanto se crea un niño con baja tolerancia a la frustración y que necesita que le solucionen sus problemas porque no está acostumbrado a resolverlos por sí mismo.
P. Hasta que la vida le pone en su sitio y se deprime.
R. Ese depresión puede venir cuando ves que creces y no sabes hacer nada. O sientes que no puedes, vienen los problemas y no sabes enfrentarlos. Ese sentimiento de no poder es de donde sale la incapacidad para manejarse en la vida.
P. Eso podría explicar que haya aumentado la mala salud mental de adolescentes y niños.
R. La mayoría de estos trastornos vienen por ansiedad, depresión y trastornos de conducta, eso es lo que más está pasando. Y en mucho de esto tiene que ver la baja tolerancia a la frustración. También estamos observando relacionado con la dificultad para manejar la frustración es la inflexibilidad cognitiva, es decir son personas que sólo ven las cosas desde una perspectiva y esto genera muchas dificultades sociales.
P. ¿Lo que genera esa depresión es que no saben manejar todo eso?
R. Al final la salud mental definida en estos momentos no es la ausencia de problemas mentales es saber vivir con todas las cartas que tengo.
P. Lo curioso es que todo esto que nos cuenta deriva de una sobreprotección. Es una paradoja, los padres que quieren evitar problemas a sus hijos se los acaban creando.
R. Sin quererlo consiguen que al final los niños piense que ellos no pueden hacer las cosas, un niño al que no se le deja caer en errores y aprender de ellos tendrá problemas. El estilo educativo más sobreprotector genera este tipo de comportamiento en los niños. Hay evidencia científica, al final nos lleva ahí. Son niños inseguros, no saben cómo afrontar la adversidad porque en realidad nunca les han dejado exponerse a ello, siempre han tenido a alguien que lo asumía por ellos. Como no me he expuesto no se como manejarme. Luego tienes que vivir la vida tu solo y te llega el mundo de las inseguridades, no sabes cómo afrontarlo.
P. La vida te supera
R. Eso es, un conflicto con un compañero, con un profesor. Acabas sintiéndote frágil ante la adversidad.
P. Es sorprendente todo lo que puede derivar por no poner límites en casa.
R. Yo siempre les digo a los padres que intenten que los niños salgan frustrados de casa, porque fuera es más duro. En casa les enseñas con amor. Hay que exponer a los niños a situaciones de frustración en casa, ponerles límites diciendo: "Esto es lo que hay". Les dices: "Entiendo que quieras esto pero ahora no se puede". Es decir, validas sus emociones pero poniendo límites.
P. No es tan fácil, con el ritmo de vida que llevamos llegar a casa y enfrentarte a tus hijos no es lo más apetecible.
R. La educación requiere calidad y eso implica que, aunque esté cansado, si tengo que decir a mi hijo que no, se le dice. Pero no de manera autoritaria, hay que decir: "Entiendo que estás enfadado, comprendo que no te guste lo que te estoy diciendo pero hay que hacer esto de tal manera". Es el mejor regalo que les podemos hacer es enseñarles a frustrase, porque les estamos enseñando a tolerar la adversidad.