La Justicia en Italia ha dado lla custodia del hijo menor de Juana Rivas, la madre de Maracena, al padre, Francesco Arcuri. Hoy este hombre asegura que se “ha creado mucho dolor”. “Utilizar a los niños (…) para tratar de alimentar un conflicto entre padres, creo que es una de las cosas más abominables que existen”.
Francesco Arcuri ha asegurado que siempre ha esperado que su expareja cambiara. La acusa, como asegura en su sentencia la justicia italiana, de manipular a sus hijos, especialmente al pequeño de ocho años.
“Han creado mucho dolor. Da escalofrío que alguien intente dañar a tus hijos”, afirma el italiano en una entrevista concedida al diario El Mundo.
“Utilizar a los niños, en algunos casos a los propios hijos, para tratar de alimentar un conflicto entre padres, creo que es una de las cosas más abominables que existen”, ha afirmado.
“Como padre, ni siquiera puedo imaginar cómo un progenitor puede permitir, o incluso procesar en persona, tal tortura y monstruosidad hacia sus propios hijos. Considero muy graves estas acciones de manipulación continua”, señala.
El tribunal italiano que le ha dado la custodia a Francesco Arcuri del menor de sus hijos porque considera probado que Juana Rivas lo manipuló. “Mami me lavó el cerebro diciéndome mentiras de papá, que papá me pegaba, que no es verdad”, recoge un informe de la psicóloga forense, Michela Tradori, encargado por el juez.
“Mamá me obligaba a hacer vídeos, a decir que yo quiero vivir ahí [en Granada]”, habría confirmado el niño que acusa también a su hermano mayor, de 16 años, de tratar de influirle. El mayor de los hijos de la pareja vive en Granada porque la Justicia ha tenido en cuenta su deseo de estudiar allí.
Francesco Arcuri lamenta que ha habido “muchas personas que, junto con la madre, de forma continua, durante casi siete años trataron de manipular a unos niños ignorando por completo el daño evidente que se les estaba causando”.
El italiano va más allá y acusa al Gobierno español, que indultó a Juana Rivas condenada a cinco años de cárcel por sustracción de menores, de tratar de influir. En concreto, afirma que tras la prensa conoció de una llamada de la ministra de Justicia de entonces a su homólogo italiano.
Arcuri señala intereses económicos disfrazados de ideología y feminismo. “Encuentro similitudes con la Inquisición española del siglo XV, llevada a cabo con fines puramente lucrativos y de poder, disfrazada de religión o ideología. En este caso, 500 años después, parece repetirse y esos intereses económicos se disfrazan de feminismo y de ideología de izquierda. Se ignoran por completo las necesidades de los ciudadanos y se crea una guerra de género sin ninguna lógica”, sentencia.
La opinión pública es constantemente manipulada según los intereses de unos pocos, asegura el italiano. “El feminismo de los años 70 nació de un malestar y una lucha de clases, y apoyaba a las clases más débiles. Ahora la política ocupa los salones de la clase media alta y ha trasladado el diálogo a años luz de los ciudadanos, para asegurarse el poder económico”.
“Creo y espero que las horas de este momento gris estén contadas. Sobre todo por el bien de todos los niños que representan el futuro”, concluye Francesco Arcuri.