Lo suyo por la salud animal fue vocación desde niño. “Siempre quise ser veterinario, aunque lógicamente no quería ser epidemiólogo”, asegura Gregorio José Torres Peñalver (Alcalá la Real, Jaén, 1977). Al final, la evolución de su carrera profesional le llevó a comprender la importancia de las enfermedades animales y su enorme impacto social y económico.
Después de estudiar en Córdoba y pasar por distintos centros de referencia en Europa, Gregorio José Torres es jefe del departamento científico de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), en donde hace 14 años que investiga los mecanismos de transmisión de las enfermedades animales, sus factores de riesgo y las herramientas para controlarlas.
El objetivo, indica a NIUS en esta entrevista, es comprender las enfermedades desde un punto de vista analítico para, de una manera práctica, llevar a cabo planes de control que ayuden a minimizar su impacto. ¿Es el virus de la gripe aviar uno de los patógenos que más le preocupan ahora? “Más que preocupar nos ocupa”, responde el epidemiólogo veterinario.
Pregunta: ¿Cómo es seguirle la pista a un virus de la gripe aviar cada vez más extenso y contagioso?
Respuesta: Bueno, la influenza aviar de alta patogenicidad es un programa que llevamos desarrollando desde hace varias décadas, porque conocemos su potencial zoonótico y el problema que supone para las aves domésticas y silvestres. Es cierto que en los últimos años hemos asistido a un incremento significativo de:
Además, la estacionalidad del H5N1 ya no está tan marcada, ahora se registra prácticamente durante todo el año. Esto supone por supuesto una preocupación, aunque yo diría más una ocupación para movilizar a la comunidad científica y entender cuáles son los factores que están llevando a la influenza aviar a expandirse mundialmente a los niveles que estamos viendo ahora.
P. ¿Saben ya cuáles son esos factores?
R. Los expertos siguen investigando y tratando de entender el porqué, si está relacionado con una evolución en el virus, con un cambio en el comportamiento de las aves migratorias o, simplemente, como suele suceder en estos casos, es multifactorial. Lo cierto es que el virus se está extendiendo por todos los continentes, lo que requiere un monitoreo muy estrecho del virus y de la enfermedad para ayudar a los países a preparar sus planes de atención temprana y de respuesta. La comunidad científica está movilizada y estamos destinando muchísimos recursos para entender mejor y estar preparados ante cualquier riesgo que la influenza aviar pueda traernos.
P. De las casi 900 personas contagiadas a lo largo de los años con el H5N1 cerca de la mitad han fallecido.
R. Sí, por eso se justifica la movilización de la Organización Mundial de Sanidad Animal. La ratio de fatalidad, el número de personas que fallecen al contagiarse con este virus, es muy alta, por eso dos veces al año nuestros expertos se reúnen con los de la OMS para compartir datos y para asegurarnos que las vacunas de la gripe también contemplan la posibilidad de una pandemia de influenza aviar. Un cambio importante del virus supondría tener que adaptar la vacunación, pero tenemos el potencial para poder hacerlo.
P. ¿Qué posibilidades hay de que este virus pase de las aves a las personas?
R. La gripe aviar sigue siendo una enfermedad de las aves domésticas y silvestres, aunque es cierto que no es excepcional encontrarla en otras especies. Hemos visto en los últimos años casos en mamíferos y también en personas. Por suerte, son casos aislados y el virus no ha llegado a adaptarse al nuevo hospedador, por lo que se mantiene la infección, pero sin transmisión y eso es una buena noticia.
Todo ello no significa que no pueda suceder, por eso la comunidad científica está siempre vigilante para detectar cualquier cambio genético que pueda sugerir una adaptación a una especie diferente de las aves. Hasta el momento no ha sucedido, pero cada vez que hay una transmisión entre aves, una infección entre especies, cabe la posibilidad de que el virus evolucione y cambie su capacidad de transmisión, por lo que hay que estar preparados para ese momento.
P. ¿Es posible su contagio entre mamíferos? Hay cientos de leones marinos muertos en Perú.
R. Es cierto que hay mortalidades muy importantes entre mamíferos, pero hasta ahora, aunque no se puede descartar, no tenemos evidencia clara de que haya transmisión entre mamíferos. Los expertos en epidemiología molecular no han detectado ningún cambio genético que sugiera esa adaptación. No lo podemos descartar, pero tampoco podemos confirmar que haya una transmisión y una adaptabilidad en los mamíferos.
Así que podemos ver el vaso medio lleno y considerar que los servicios de vigilancia veterinaria están funcionando. Hay que seguir vigilantes, sin dejar de ser prudentes a la hora de comunicar el riesgo.
P. ¿Podría ser el H5N1 el causante de la próxima pandemia?
R. Es difícil anticipar esta respuesta. La covid nos ha enseñado que si alguien se atreve a hacer una predicción en este tipo de problemas tan complejos, posiblemente se pille las manos. Es cierto que, debido a su potencial pandémico, se ha establecido una red científica específica de influenza aviar para anticiparnos a cualquier mutación del virus que pueda suponer un riesgo pandémico.
P. Porque con esa ratio de fatalidad, sería una pandemia aún más mortífera que la del SARS-CoV-2.
R. El potencial existe y hay que estar preparado, aunque también hay que ser prudentes. El mensaje debe ser proporcional al riesgo que existe. Lo que nos dicen los expertos y los científicos es que, por el momento, la infección entre personas no ha sucedido, entre mamíferos no hay evidencias que nos lo demuestren de manera sólida, con lo que yo preferiría mantener el mensaje de prudencia y adoptar unas medidas de control proporcionales al riesgo que estamos observando.
P. ¿Cómo se puede prevenir el contagio, existen medidas de prevención?
R. Sí, el público en general tiene que ser consciente de este riesgo, sobre todo las personas que puedan estar en contacto con aves, bien porque vayan a alguna granja o mercado o, simplemente, si están dando un paseo y se encuentran un animal moribundo o muerto. Es importante no manipularlo porque puede tener un patógeno con un potencial zoonótico y afectar a nuestra salud. Lo que hay que hacer es ponerse en contacto con los servicios veterinarios de la zona para que analicen el caso de una manera segura.
Todos somos parte de un ecosistema en el que la sanidad animal, nuestra salud y el medio ambiente están interrelacionados. En cierto modo, somos parte del problema, pero también de la solución, por lo que manteniendo cierto nivel de bioseguridad y siendo conscientes del riesgo asociado a nuestro comportamiento, probablemente no vaya a haber ningún problema.
P. ¿Tocar un ave muerta en el mercado, dispuesta para su consumo, supone un riesgo?
R. Afortunadamente, la cadena alimentaria está muy supervisada por los servicios veterinarios y los productos finales como la carne han pasado todos los controles de calidad. Seguramente no va a haber ningún problema, pero bueno, hay que estar vigilantes.
P. ¿El virus H5N1 se puede transmitir de un animal muerto a otro vivo?
R. Sí, porque el virus de la influenza aviar se transmite por aerosoles y también por secreciones. Un cadáver de un animal que ha muerto por la gripe aviar puede tener un alto contenido vírico, por lo que la manipulación sin el equipo de protección puede suponer una fuente de contagio. De hecho, en humanos, todos los casos que se han documentado, que son casi 900 desde que se tienen registros, tienen algo en común y es que han estado en contacto estrecho con los animales contaminados. Por lo tanto, para evitar el contagio hay que evitar entrar en contacto estrecho con animales que puedan tener el virus.
P. ¿Y los huevos, pueden ser un foco de infección?
R. La capacidad de contagio a través de la comida es muy baja, sobre todo si hay una cocción. El virus es resistente, pero por encima de los 70 grados se desactiva y desaparece, esa es la temperatura a la que se prepara cualquier comida, con lo que la contaminación a través de los alimentos es muy improbable siempre y cuando se haya manipulado el alimento de una forma correcta y se haya cocinado. La comida no es el principal factor de riesgo, podemos comer los productos de nuestras aves de forma segura.
P. A parte del H5N1, ¿a qué otros patógenos le siguen la pista en la OMSA?
R. ¡A muchos! Nosotros tenemos programas de control de enfermedades que tienen un impacto social o económico muy fuerte. Por suerte en España estamos libres de muchas de ellas, pero hay enfermedades como:
Enfermedades olvidadas por la sociedad en general, pero que están sometidas a un estricto control a nivel mundial y requieren nuestra atención, aunque no sean tan mediáticas.
P. ¿Conllevan estos virus un riesgo pandémico como el H5N1?
R. Son enfermedades diferentes. Según las estadísticas, en el mundo cada 9 minutos muere una persona por el virus de la rabia. En su mayoría son niños en zonas desfavorecidas. Ello a pesar de que es una enfermedad para la que existe vacuna y, si vacunamos a los perros, protegemos a las personas. Se trata de un ejemplo claro de zoonosis que se podría evitar y que exige un esfuerzo por parte de todos.
En el caso de España, se sigue muy de cerca la evolución de la peste porcina africana porque podría tener un impacto para nuestro sector porcino importantísimo. Nuestro trabajo consiste en identificar bien el riesgo y responder con medidas de control proporcionales para evitar cualquier disrupción social. Hay preocupación por muchas enfermedades, por las conocidas y por el llamado patógeno 'x', el próximo virus en llegar. No sabemos dónde ni cuándo lo hará y lo ideal es que no suceda nunca, pero hay que estar preparados. Si algo hemos aprendido de la covid es eso: hay que invertir en atención temprana y preparación. En el departamento científico de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) nos encargamos de conocer los retos y tener el conocimiento científico para ayudar a los países a tomar sus decisiones de manera informada y que no sean medidas aleatorias o dirigidas por intereses que no sean científicos.
P. ¿Cómo ha vivido un epidemiólogo veterinario esta pandemia, la del SARS-CoV-2?
R. Con incertidumbre, como todo el mundo. Por suerte para todos, a pesar de que aún no sabemos el origen del virus y hay fuertes evidencias de que tiene un origen animal, los animales no han sido una fuente de transmisión. Los veterinarios no somos actores protagonistas, pero sí somos fundamentales, aunque no siempre se aprecie el trabajo que los compañeros desempeñan sobre el terreno para garantizar la cadena de suministro. Creo que es de justicia reconocer ese papel clave para garantizar que los alimentos lleguen a las personas. Durante la pandemia, los lineales de los supermercados han tenido siempre alimentos, no hemos tenido ningún problema en la cadena de suministro y eso es porque el sector primario: los productores, junto con los responsables de la seguridad alimentaria y la salud animal, han estado al pie del cañón. Han demostrado el papel que el sector veterinario juega en garantizar el bienestar de las personas y la sanidad animal.
En esta pandemia hemos aprendido mucho, se ha puesto de manifiesto la necesidad de guardar un equilibrio entre el medio ambiente, la salud de las personas y la sanidad animal, lo que se conoce como el One Health en el que todo está interconectado y tiene que tener un equilibrio, porque un desequilibrio podría tener efectos devastadores en los otros sectores. Nos hemos dado cuenta de los errores del pasado y estamos estableciendo estrategias para que no se repitan, aunque, desafortundamente, creo que tenemos una memoria bastante corta.