Seguir una dieta baja en hidratos de carbono y rica en grasas podría duplicar el riesgo de enfermedad cardíaca. Es lo que sugiere el último estudio presentado en el Congreso Mundial de Cardiología celebrado en Nueva Orleans (Estados Unidos). Un análisis observacional dirigido por la doctora Iulia Iatan, especialista en prevención cardiovascular en The University of British Columbia (Canadá), y que pone en entredicho una dieta que lleva más de 20 años de moda.
La dieta cetogénica o dieta keto es una de las dietas estrella porque, tal y como se promociona, permite adelgazar sin contar calorías. Consiste en reducir la ingesta de hidratos de carbono (carbohidratos o glúcidos) aumentando el consumo de alimentos ricos en grasas y proteínas. Así se hace en la dieta Atkins o la famosa dieta Dukan, dos de las prácticas cetogénicas más conocidas.
Sus practicantes y defensores aseguran que, pasados los primeros días en los que se puede experimentar cansacio y cierto malestar conocido como "gripe keto", la dieta reduce el apetito y la grasa corporal. Tanto es así que, según la doctora Iatan cerca de uno de cada cinco estadoundidenses siguen una dieta cetogénica. NIUS ha preguntado a los expertos sobre el estudio de la doctora Iulia Iatan y sus conclusiones son tres:
El equipo de investigación liderado por Iulia Iatan analizó una base de datos a gran escala con información de salud de más de medio millón de personas residentes en el Reino Unido y que fueron seguidas durante 10 años o más. Según la especialista en prevención cardiovascular, "el estudio encontró que el consumo regular de una dieta baja en carbohidratos y alta en grasas se asoció con mayores niveles de colesterol LDL, o colesterol malo, y un mayor riesgo de enfermedad cardíaca". Eventos como dolor torácico (angina), arterias bloqueadas, ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.
El estudio es uno de los primeros en examinar la asociación entre los eventos cardiovasculares y este tipo de patrón dietético, aunque tiene muchos "peros", explica el director científico del CNIC, Borja Ibáñez. "Hay que tener mucho cuidado con el estudio, porque no está en ningún momento demostrado que la dieta que están siguiendo se asocie con tener más eventos en un futuro, puede ser que estas personas se hubieran puesto a dieta teniendo ya un muy mal perfil cardiovascular y malos niveles de lípidos", explica a NIUS el experto del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares.
El estudio hay que cogerlo "con pinzas", indica Borja Ibáñez. De hecho, en la propia nota de prensa del American College of Cardiology se indica que "debido a que el estudio fue observacional, solo puede mostrar una asociación entre la dieta y un mayor riesgo de eventos cardíacos importantes, no una relación causal. Sin embargo, Iatan dijo que los hallazgos "merecen más investigación en estudios diseñados prospectivamente".
Según Francisco Botella, coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), este es un buen punto de partida para investigar, pero "la casualidad no es causalidad", recuerda. Se necesitaría saber más sobre el tema y con este estudio en la mano no se podría afirmar que una cosa, la dieta cetogénica, produzca la otra: mayor riesgo cardiovascular.
Dicho esto, subraya el endocrinólogo, "nosotros nunca hemos recomendado este tipo de dietas porque no son más eficaces que otras para perder peso, pero en cambio sí que se sabía que sube los niveles de colesterol LDL, el conocido como colesterol malo".
Este estudio incorpora resultados que ya no son intermedios (análisis, niveles de tensión…), sino que incluye resultados finales como infartos, muertes… porque es un estudio a largo plazo realizado durante más de 10 años. Lo que encuentran es que en las personas que han realizado este tipo de dietas hay un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, pero esto tiene muchos factores de sesgo, explica Francisco Botella a NIUS. "¿Por qué hicieron esta dieta, tenía obesidad, se cuidaban menos? Son factores que no sabemos, para saberlo habría que hacer un estudio bien controlado con el mismo número de diabéticos, obesos o hipertensos en cada grupo y ese todavía no se ha hecho".
Es verdad que para perder peso en el corto plazo sí que es "resultón", pero cuando uno no come aquello que es imprescindible para que su cerebro funcione no es una estrategia sostenible a largo plazo, asegura Manuel Landecho, especialista de la Unidad de Chequeos de la Clínica Universidad de Navarra. El cerebro para funcionar necesita glucosa, carbohidratos, y si uno no come carbohidratos, no ingiere glucosa, la tiene que sintetizar y el cuerpo la sintetiza de una forma poco eficiente.
Para generar glucosa, aclara el doctor Landecho, el cuerpo quema mucha grasa y se pierde peso, pero tiene efecto rebote porque cuando uno hace cosas que no son sostenibles en el tiempo llega un momento en el que deja de hacerlas. La recomendación es mantener una dieta variada, en la línea de la dieta mediterránea, y hacer ejercicio físico. Por supuesto, considera el internista del área de obesidad de la Clínica Universidad de Navarra, hay casos en los que hace falta medicación o en los que hace falta cirugía. Hoy hay todo tipo de opciones para controlar la glucosa, el peso o la tensión. El mensaje es que la persona vaya a su médico y siga un plan personalizado teniendo en cuenta sus circunstancias.
En su departamento tampoco apuestan por la dieta keto. "Nosotros recomendamos la dieta mediterránea clásica: hay que comer un poquito de todo y mucho de nada, y sobre todo producto fresco y con poca sal". Casi nada tiene solo ventajas y para todo hay argumentos a favor o en contra, señala Manuel Landecho. "Dependiendo de las modas, se publican más unos efectos u otros, si uno quiere perder peso rápido, la dieta disociada puede ser resultona, pero si alguien quiere algo más a largo plazo, entonces, no. Lo que hay que tener es sentido común y no hacer cosas raras. La dieta cetogénica no es saludable porque no ingerir lo que tu cerebro necesita para funcionar no es buena idea", insiste.
En la misma línea se pronuncia Francisco Botella, coordinador del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN). "Nunca, nunca, nunca se ha hecho caso a los endocrinólogos. Yo he vivido todo tipo de dietas de moda y no hemos recomendado ni una, las dietas milagro nunca siguen un cauce científico, pero siempre se va a la dieta del famoso de turno. Esa es nuestra tragedia: que nuestro mensaje no siempre llega al público", lamenta.
Estas dietas estrella, por lo general, constata el experto, suelen partir más de "gente que ha escuchado a su cuñado y que pide al profesional que se la prescriba, a que sea el médico quien se la proponga". Desde el punto de vista de la repercusión metabólica, señala Francisco Botella, todas las dietas que producen cetosis engañan "un poquito" por la pérdida de agua, pero todas las dietas que se alejan tanto de nuestros hábitos culturales se acaban abandonando, así que a largo plazo no funcionan. La dieta keto, a corto plazo, puede ser igual de efectiva para perder peso que la dieta convencional, pero a largo plazo hay dudas porque más allá del colesterol o de que te pueda dar un infarto, es una dieta que no se sostiene en el tiempo. No es una dieta para seguir año tras año y, cuando una persona es obesa, lo que hay que hacer es cambiar sus hábitos de alimentación para toda la vida, no para ponerse el biquini en verano, concluye el coordinador de la SEEN.