Está más que comprobado que el uso del cinturón de seguridad resulta esencial para mejorar la protección de los ocupantes de un coche. Según la Dirección General de Tráfico, la posibilidad de muerte en un accidente de tráfico se divide por tres y su eficacia es aún mayor cuando se produce algún vuelco.
Así pues la obligatoriedad de llevarlo se debe esencialmente a salvaguardar la salud tanto de los conductores como de los pasajeros. Sin embargo, hay ocasiones en las se puede evitar utilizarlo.
Antes de analizar en qué situaciones podemos prescindir de esta medida de seguridad, conviene apuntar que en los asientos delanteros se hizo obligatoria en 1975, mientras que en los traseros lo es desde 1992. En cuanto a la sanción por no llevarlo, la propia DGT informa que se trata de una infracción grave que se penaliza con 200 euros de multa y con la pérdida de cuatro puntos en el carnet de conducir en caso de ser conductor.
La Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial deja muy claro que “el conductor y los ocupantes de los vehículos están obligados a utilizar el cinturón de seguridad, cascos y demás elementos de protección y dispositivos de seguridad en las condiciones y con las excepciones que, en su caso, se determine reglamentariamente”. Pero ¿cuáles son esas excepciones?
Cabe señalar que en algunas de estas situaciones no es necesario prescindir de su uso. En casos como los de los repartidores, los profesores de autoescuela o de los taxistas, conviene recordar que si sufren un accidente, el cinturón de seguridad será clave para evitar males mayores ya que, como hemos comentado, reduce el riesgo de fallecimiento.