El mercado inmobiliario se ha frenado en los últimos meses. En enero, la tasa de compraventa de viviendas cayó un 7,03 %. Así mismo, los préstamos hipotecarios para comprar una casa se redujeron un 16 %. Cifras que coincide con la subida de los tipos de interés, a pesar del tope a las hipotecas, que está ahogando a muchas familias españolas. Testigo de ello es Antonio y María Pilar, quienes, tras toda una vida viviendo en su casa de Sevilla, han sido desahuciados esta mañana por la Policía.
Antonio avaló con su casa un negocio. Desafortunadamente, este quebró. Antonio se quedó sin trabajo y, debido a su avanzada edad, no consiguió encontrar otro. Mientras los tipos de interés subían y, por ende, la hipoteca, este sevillano veía con impotencia cómo las letras impagadas de la hipoteca se iban acumulando. Hasta que finalmente llegó la carta con la orden de desahucio. La situación fue tan agobiante que llegó a provocarle un ictus.
Antonio ha luchado hasta el final para evitar tener que abandonar su hogar. Junto a su hijo, ha intentado atrincherarse en la vivienda, poniendo todo tipo de muebles contra la puerta. Pero sus esfuerzos han caído en saco roto. Los empellones de los agentes han conseguido derribar la barrera y acceder al domicilio donde resistían con todas sus fuerzas padre e hijo.
Ahora, Antonio y María Pilar tienen que decir adiós a la casa en la que han visto crecer a sus hijos: "Hemos vivido ahí toda la vida. Allí están todos nuestros recuerdos. Es donde han crecido mis hijos, han salido de allí ya mayores", asegura con la voz entrecortada María Pilar. Tras la pérdida, el matrimonio sevillano ha tenido que irse a vivir a un albergue.
María Pilar y Antonio se han propuesto recuperar su casa, pero ahora, ha pasado a manos de un fondo buitre, que ha incrementado exponencialmente el valor de la vivienda. Este se sitúa ahora en 300.000 euros. Antonio está indignado con esta situación, quien asegura que el banco le ha vendido la vivienda al fondo por muy poco dinero. Su único consuelo ahora es poder acceder a un alquiler social, ya que solo cuenta con una pequeña pensión de tan solo 700 euros al mes.