Los Mossos d’Esquadra y sus especialistas de la brigada científica no cesan en su trabajo para intentar atrapar a los delincuentes incluso a través de las pistas más insospechadas o complejas. Entre sus últimos avances se encuentra el desarrollo de dos reactivos novedosos que permiten hallar huellas dactilares en superficies “impensables” y donde antes, con otros productos se hacía imposible la detección para el ojo humano.
Fundamentales para resolver casos que quizás antes habían quedado estancados ante la falta de pruebas concluyentes o la imposibilidad de conseguir que lo sean, con estos reactivos dan un paso de gigante para la identificación de delincuentes y criminales.
Fue hace ya un tiempo cuando los mossos de la Comisaría General de Investigación Criminal (CGIC) se pusieron a trabajar en estos reactivos que ahora permiten descifrar huellas dactilares en superficies complejas, como el reverso de las cintas adhesivas o aislantes, objetos a la intemperie, sucios y cubiertos de polvo, entre otras superficies rugosas donde detectarlas se hacía difícil incluso para los científicos y sus herramientas.
‘Wetucio’, –en honor a sus descubridores, los miembros de la Unidad Central de Inspección Ocular (UCIO)–, y ‘Posme’, que significa ‘Polvo en suspensión de los Mossos d’Esquadra’, son los dos nombres con los que han sido bautizados estos reactivos.
El primero es especialmente útil en superficies adhesivas, como las cintas aislantes, a menudo utilizadas por algunos criminales para retener o amordazar a sus víctimas. El segundo es increíblemente eficaz en superficies sucias o que han estado a la intemperie. Con ellos, incluso se pueden detectar huellas de casos de hasta una década de antigüedad.
Su utilidad, avalada con la acreditación ISO, ya ha llevado incluso a la exportación de ambos, con países como Austria experimentando ya con sus muestras. Huelga decir, por supuesto, que además de otras policías europeas también estos reactivos han sido incorporados a su rutina por autoridades españolas como las de la Policía Foral de Navarra.
Según recoge La Vanguardia, incluso desde México han pedido también poder probar este avance.
En el caso del ‘Posme’, que ha demostrado grandes ventajas respecto a otros productos convencionales para este tipo de trabajos, pese a su apariencia viscosa y su tono completamente negro, presenta una “bajísima” toxicidad.
“El componente principal se usa para empresas alimentarias y el champú”, explican los Mossos, que probando su efectividad ante nuestras cámaras nos muestran cómo puede ayudar a detectar huellas dactilares manchadas en sangre sobre la propia piel, –algo fundamental en homicidios–, bidones con rugosidades; azulejos manchados donde no parece haber nada; o incluso sobre la superficie de una simple hoja seca y otros elementos susceptibles de encontrarse en “escenarios donde ha habido violencia”.
“Normalmente las personas que intervienen en la acción se mueven por el escenario, tocan cosas y, si llevan las manos manchadas de sangre… para nosotros es una prueba muy importante para poder saber quién ha estado allí o quién ha tocado los objetos”, subrayan.
Ahora, sin dejar de perfeccionar la técnica y compartiéndola para aumentar la afectividad en la lucha contra el crimen, este ‘CSI de los Mossos’, como los equipos de otros cuerpos policiales, continúan trabajando para seguir desarrollando nuevos métodos, aplicando siempre la ciencia y el conocimiento adquirido ante los nuevos casos y escenarios.