Alquilar es toda una odisea en España por los precios y la falta de vivienda de alquiler público. Más lo es aún si tienes mascota. No solo se tienen problemas a la hora de planificar vacaciones con las mascotas -aunque existan rutas específicas para ello- sino también para convivir con esos seres que son parte de tu familia.
Con menos de un 1%, Aragón es la comunidad que muestra mayor dificultad a la hora de alquilar una vivienda a familias con gatos y perros. Por el contrario, la Comunidad de Madrid supera la media española con un 7% de aceptación, según datos de la Fundación Affinity y Fotocasa.
El precio de la vivienda en alquiler subió un 1,6% en enero en relación al mes anterior y un 8,7% en tasa interanual, su mayor repunte desde octubre de 2020, según los datos del Índice Inmobiliario Fotocasa. En concreto, el precio del alquiler arrancó el ejercicio en los 11,21 euros por metro cuadrado, con siete comunidades autónomas alcanzando precios máximos. La reducción de la oferta de vivienda en más del 30%, lo que ha generado un "gran desequilibrio" entre oferta y demanda, tensionando los precios al alza.
En enero, el precio del alquiler de vivienda registró subidas interanuales en 16 comunidades autónomas y sólo bajó en Castilla-La Mancha, con un descenso del 0,2%. Los mayores incrementos interanuales, de dos dígitos, se dieron en Baleares (+21%), Canarias (+19,8%), Comunidad Valenciana (+16,5%), Cantabria (+14,3%) y Madrid (+12,9%). Les siguen Extremadura (+9,8%), Andalucía (+8,7%), Galicia (+8,2%), Cataluña y Asturias (+7,2% en ambos casos), Navarra (+6,8%), y Castilla y León y Murcia, con un alza del 6,2% cada una. Cierran la tabla, con los aumentos interanuales más moderados en el precio de la vivienda en alquiler, las regiones de Aragón (+2,4%), País Vasco (+3,3%) y La Rioja (+4,7%).
Según Fotocasa, siete comunidades marcaron en enero precios máximos en la serie histórica: Madrid (15,63 euros por metro cuadrado), Cataluña (15,18 euros), Baleares (14,46 euros), Canarias (11,51 euros), Comunidad Valenciana (10,30 euros), Andalucía (9,38 euros) y Galicia (8,08 euros).
De esta manera, ya son 15 las comunidades que han alcanzado precios máximos en el alquiler durante los últimos siete meses, con las únicas excepciones de Aragón y Castilla-La Mancha. La primera está actualmente un 20% por debajo de su precio máximo de junio de 2008, mientras que la segunda presenta un precio un 18,1% inferior a su valor máximo, alcanzado en noviembre de 2007.
A cierre de enero, las regiones más caras para alquilar una vivienda eran Madrid (15,63 euros el metro cuadrado al mes) y Cataluña (15,18 euros), seguidas de Baleares (14,46 euros) y País Vasco (13,73 euros), mientras que la más económica es Castilla-La Mancha, con 5,93 euros por metro cuadrado.
Seguida de la aragonesa, las comunidades más restrictivas a este tipo de alquileres son País Vasco, Extremadura, Castilla y León y Cantabria, con menos de un 2%. En el lado opuesto, junto a Madrid se encuentran, Baleares, la Comunidad Valenciana y Canarias, que registran una media de un 6%.
En general, para los españoles, alquilar una vivienda junto a su perro o gato no es fácil. Por provincias, Palencia, Ciudad Real, Salamanca y Teruel están por debajo del 1%, mientras que Barcelona, Alicante, Santa Cruz de Tenerife y Valencia se acercan al 6%.
Según datos de Fotocasa, el alquiler en nuestro país supone el 23% del mercado inmobiliario y, de hecho, el número de viviendas en este régimen no ha parado de crecer desde la crisis económica de 2008. Cada vez son más los españoles que acuden al alquiler por motivos diversos: económicos, laborales, de flexibilidad...
En España, solamente el 4% de los pisos en alquiler permiten expresamente el acceso a familias con animales, porcentaje que ha bajado respecto al 2021, donde la cifra se encontraba en un 5%. Esta cifra podría ser mayor si ambas partes, el propietario de la vivienda y la familia que convive con un perro o gato, llegan a un acuerdo. En España, la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), reguladora del mercado del alquiler, otorga a los arrendadores la potestad para aceptar o no animales en su propiedad.
“Queremos sacar a la luz los problemas que tienen las personas que conviven con un animal de compañía a la hora de alquilar una vivienda donde todos los miembros de la familia, incluidos los perros y gatos, sean bienvenidos. Queremos ser un altavoz de este problema que afecta a muchas personas cada año y animarlas a que puedan expresarse y pedir un cambio de actitud a la sociedad. En muchos contratos se incluye la cláusula de ‘no se aceptan animales’ por defecto y queremos mover a la reflexión sobre este tema. Convivir con un animal de compañía no es sinónimo de problemas, simplemente hay que cumplir unas normas básicas y creemos que hoy en día tenemos suficiente información y responsabilidad como para asegurar una buena convivencia”, asegura Isabel Buil, directora de la Fundación Affinity.
Hay que tener en cuenta que convivir con un animal de compañía es una situación bastante generalizada en nuestro país. Según datos de Fundación Affinity, en casi la mitad de los hogares en España -en concreto en un 44%- vive con animales.
En este sentido, las limitaciones existentes para estas familias que quieren acceder a una vivienda de alquiler comprometen una necesidad básica. “No es una novedad que cada vez tengamos más perros y gatos, por eso, se hace cada vez más necesaria la aceptación de animales en la vivienda de alquiler. Esta admisión ayudaría al equilibrio del mercado del alquiler, donde muchas familias inquilinas son rechazadas de las candidaturas a la vivienda por el hecho de tener perros o gatos. En este sentido, existen instrumentos como seguros o cláusulas en el contrato que aportan seguridad y garantías a los propietarios, en el caso de que se produzcan desperfectos. En definitiva, es responsabilidad de todos conseguir una sociedad más respetuosa con los animales y sus familias”, comenta María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa.
Siendo el alquiler una opción creciente entre la población, ¿por qué siguen existiendo reticencias por parte de los propietarios? Sigue extendida la creencia de que los animales de compañía pueden suponer un gasto añadido para el arrendador por los desperfectos que estos pueden ocasionar en la vivienda. No obstante, lo que parece preocupar más a los que quieren arrendar sus propiedades son los inconvenientes en la convivencia, como son los posibles ruidos u olores. En muchos casos, se alude a estos supuestos para obstaculizar el acceso a la vivienda a familias con perros y gatos.
“Creemos que esta negativa por parte de los propietarios de viviendas responde más a los prejuicios que como sociedad arrastramos que no a la realidad. Como es normal, las personas no quieren problemas y ponen los mecanismos necesarios para evitarlos. Lo más importante para un propietario es encontrar a la mejor familia para habitar su casa, y muchas veces, ésta tendrá un perro o un gato con el que vive en perfecta armonía, orden y limpieza. Al descartar a las familias que tienen animales de compañía, se está perdiendo a un gran número de posibles candidatos que podrían ser perfectos inquilinos de la vivienda. Debemos desterrar la idea de que los animales son sinónimo de ruidos y suciedad porque eso no tiene ninguna base y es una creencia que merma la igualdad de oportunidades de muchas familias a la hora de acceder a una vivienda”, asegura Isabel Buil.